Uno se va haciendo mayor y empieza a ver la muerte más cercana: ves morir a familiares cercanos y a amigos de tu edad. A algunos esto les hace no pensar en la muerte, lo que en el fondo es desear no morir nunca. A mí en cambio me mueve a prepararme para estar listo cuando llegue. Hay muchas oraciones que contemplan la preparación para la muerte. Por ejemplo, las completas acaban con la jaculatoria “Que el Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa”. También está la coronilla de S. Miguel. Y el recuerdo de la muerte no acaba en esta vida, con las oraciones para la redención de las benditas ánimas del purgatorio, benditas porque ya se saben salvadas, aunque tengan que purgar sus penas. Sea como sea, es conveniente, y en ciertos momentos tranquiliza mucho, rezar frecuentemente para pedir una buena muerte. Aquí os dejo una oración breve a la Santísima Virgen María con este propósito.
Oración a la Santísima Virgen para obtener una buena muerte.
Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros, que acudimos a ti.
Oh refugio de los pecadores, madre de los moribundos,
no nos abandones en la hora de nuestra muerte,
sino alcánzanos perfecto dolor, sincera contrición
y perdón de nuestros pecados.
Que recibamos dignamente el Viático
y nos robustezcamos con el sacramento
de la Unción de los Enfermos,
para que nos podamos presentar seguros
ante el trono del justo, pero también misericordioso
Juez, Dios y Redentor nuestro.
Amén.
domingo, 30 de diciembre de 2018
lunes, 29 de octubre de 2018
Novena por las ánimas del purgatorio
Se acerca los días de Todos los Santos (1 de noviembre) y de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). Es un momento que la Iglesia nos da para que recordemos a los muertos que nos precedieron. Y de aquí viene la preciosa costumbre de visitar los cementerios y rezar por los seres queridos que nos dejaron. En la octava de Todos los Santos (hasta el 8 de noviembre) se puede conseguir –sólo para las ánimas del purgatorio– una indulgencia plenaria cada día, yendo a misa y comulgando (bajo las condiciones habituales: también hay que confesarse en los 15 días anteriores o posteriores y rezar por las intenciones del Papa).
Otra cosa que podemos hacer por las benditas almas del purgatorio es rezar una novena por ellas. Se puede empezar, por ejemplo, el día de Todos los Santos, profundizando así mas en la octava. Os dejo la novena:
Novena de las ánimas del purgatorio
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición (Señor mío Jesucristo, etc.)
Primer día: Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al cielo. Te lo pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Segundo día: Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que en ti nos unimos como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te suplicamos nos unas más y más contigo y que nuestras oraciones y sufragios de buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del purgatorio para que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Tercer día: Señor mío Jesucristo, que a los que pecan castigas con justicia en esta vida o en la otra: concédenos la gracia de nunca pecar y ten misericordia de los que, habiendo pecado, no pudieron, por falta de tiempo, o no quisieron, por falta de voluntad y por amor del regalo, satisfacer en esta vida y están padeciendo ahora sus penas en el purgatorio; y a ellos y a todos llévalos pronto a su descanso.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Cuarto día: Señor mío Jesucristo, que exiges la penitencia aun de los pecados veniales en este mundo o en el otro: danos temor santo de los pecados veniales y ten misericordia de los que, por haberlos cometido, están ahora purificándose en el purgatorio y líbralos a ellos y a todos los pecadores de sus penas, llevándolos a la gloria eterna.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Quinto día: Señor mío Jesucristo, que a los regalados en esta vida, que no pagaron por su culpa o no tuvieron bastante caridad con el pobre, castigas en la otra con la penitencia que aquí no hicieron: concédenos las virtudes de la mortificación y de la caridad y acepta misericordioso nuestra caridad y sufragios, para que por ellos lleguen pronto a su descanso eterno.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Sexto día: Señor mío Jesucristo, que quisiste que honrásemos a nuestros padres y parientes y distinguiésemos a nuestros amigos: te rogamos por todas las ánimas del purgatorio, pero especialmente por los padres, parientes y amigos de cuantos hacemos esta novena, para que logren el descanso eterno.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Séptimo día: Señor mío Jesucristo, que a los que no se preparan a tiempo para la muerte, recibiendo bien los últimos sacramentos y purificándose de los residuos de la mala vida pasada, los purificas en el purgatorio con terribles tormentos: suplicámoste, Señor, por los que murieron sin prepararse y por todos los demás, rogándote les concedas a todos ellos la gloria y a nosotros recibir bien los últimos sacramentos.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Octavo día: Señor mío Jesucristo, que a los que vivieron en este mundo demasiado aficionados a los bienes terrenos y olvidados de la gloria, los retienes apartados del premio, para que se purifiquen de su negligencia en desearlo: calma, Señor misericordioso, sus ansias y colma sus deseos, para que gocen pronto de tu presencia, y a nosotros concédenos amar de tal manera los bienes celestiales, que no deseemos desordenadamente los terrenos.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Noveno día: Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es inmensa: mira propicio a tus hijos que gimen en el purgatorio anhelando la hora de ver tu faz, de recibir tu abrazo, de descansar a tu lado y, mirándolos, compadécete de sus penas y perdona lo que les falta de pagar por sus culpas. Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y Santas, los de tu Madre y tus méritos; haz que pronto salgan de su cárcel y reciban de tus manos su libertad y la gloria eterna.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Otra cosa que podemos hacer por las benditas almas del purgatorio es rezar una novena por ellas. Se puede empezar, por ejemplo, el día de Todos los Santos, profundizando así mas en la octava. Os dejo la novena:
Novena de las ánimas del purgatorio
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición (Señor mío Jesucristo, etc.)
Primer día: Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al cielo. Te lo pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Segundo día: Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que en ti nos unimos como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te suplicamos nos unas más y más contigo y que nuestras oraciones y sufragios de buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del purgatorio para que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.
Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.
Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.
domingo, 14 de octubre de 2018
Las tres Avemarías
Esta oración, que como tantas otras proviene del devocionario de mi abuelo, la compuso santa Matilde. Había pedido a la Virgen que la asistiera a la hora de su muerte. La Virgen contestó que sí, que la asistiría, con tal que le rezase diariamente las tres Avemarías en el sentido y con la intención de las tres oraciones que se muestran a continuación. Parece ser que las palabras fueron dictadas directamente por la Virgen a la santa.
Estas tres Avemarías pueden también ser rezadas como una novena, precediéndolas con una oración adecuada, como la que también muestro.
Las tres Avemarías
(Si quiere rezarse como novena se empieza con la siguiente oración:)
Oh Madre de Dios y Madre de todas las gracias: por las muchísimas que te concedió la Santísima Trinidad, y particularmente por tu poder, sabiduría y ardientísima caridad, te suplico nos concedas a nosotros participar de estas gracias, como participan los hijos de los bienes de sus padres, y especialmente nos concedas la gracia que te pedimos en esta novena, honrando en ti al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
(Se enuncia la petición)
1. Oh Virgen poderosísima: así como Dios Padre, en su munificencia omnipotente, levantó tu alma sobre un trono de gloria sin igual, hasta el punto de que, después de Él, eres la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también te suplico que me asistas en la hora de la muerte, para fortificarme y rechazar de mí toda potestad enemiga.
Avemaría
2.- Oh Virgen sapientísima: así como el Hijo de Dios, conforme a los tesoros de su sabiduría, te adornó y llenó maravillosamente de ciencia y entendimiento, de tal modo que gozas del conocimiento de la Santísima Trinidad más que todos los santos juntos, y como sol brillante, con la claridad de que te ha embellecido, adornas todo el cielo, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, para llenar mi alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas de la ignorancia y el error.
Avemaría
3.- Oh Virgen amantísima: así como el Espíritu Santo te llenó por completo de las dulzuras de su amor y te hizo tan amable y tan amante que, después de Dios, eres la más dulce y la más misericordiosa, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, llenando mi alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para mí en delicias.
Avemaría.
Estas tres Avemarías pueden también ser rezadas como una novena, precediéndolas con una oración adecuada, como la que también muestro.
Las tres Avemarías
(Si quiere rezarse como novena se empieza con la siguiente oración:)
Oh Madre de Dios y Madre de todas las gracias: por las muchísimas que te concedió la Santísima Trinidad, y particularmente por tu poder, sabiduría y ardientísima caridad, te suplico nos concedas a nosotros participar de estas gracias, como participan los hijos de los bienes de sus padres, y especialmente nos concedas la gracia que te pedimos en esta novena, honrando en ti al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
(Se enuncia la petición)
1. Oh Virgen poderosísima: así como Dios Padre, en su munificencia omnipotente, levantó tu alma sobre un trono de gloria sin igual, hasta el punto de que, después de Él, eres la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también te suplico que me asistas en la hora de la muerte, para fortificarme y rechazar de mí toda potestad enemiga.
Avemaría
2.- Oh Virgen sapientísima: así como el Hijo de Dios, conforme a los tesoros de su sabiduría, te adornó y llenó maravillosamente de ciencia y entendimiento, de tal modo que gozas del conocimiento de la Santísima Trinidad más que todos los santos juntos, y como sol brillante, con la claridad de que te ha embellecido, adornas todo el cielo, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, para llenar mi alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas de la ignorancia y el error.
Avemaría
3.- Oh Virgen amantísima: así como el Espíritu Santo te llenó por completo de las dulzuras de su amor y te hizo tan amable y tan amante que, después de Dios, eres la más dulce y la más misericordiosa, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, llenando mi alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para mí en delicias.
Avemaría.
lunes, 23 de julio de 2018
Soneto a la Virgen del Carmen
La festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, tuvo lugar hace unos días. Es una fiesta con mucha tradición y a la que se tiene mucha devoción en las costas españolas.
En la Liturgia de las horas, como himno, a veces tenemos poemas. Me gusta rezar poemas, pues puedes rezar y disfrutar de algo hermoso a la vez. Para el día de la Virgen del Carmen se reza como himno este soneto de Calderón.
Soneto a la Virgen del Carmen
Pedro Calderón de la Barca
¿Quién eres tú, mujer, que, aunque rendida
al parecer, al parecer postrada,
no estás sino en los cielos ensalzada,
no estás sino en la tierra preferida?
Pero, ¿qué mucho, si de sol vestida,
qué mucho, si de estrellas coronada,
vienes de tantas luces ilustrada,
vienes de tantos rayos guarnecida?
Cielo y tierra parece que, a primores,
se compitieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores;
para que en ti tuviesen tierra y cielo,
con no sé qué lejanos resplandores
de flor del Sol plantada en el Carmelo.
En la Liturgia de las horas, como himno, a veces tenemos poemas. Me gusta rezar poemas, pues puedes rezar y disfrutar de algo hermoso a la vez. Para el día de la Virgen del Carmen se reza como himno este soneto de Calderón.
Soneto a la Virgen del Carmen
Pedro Calderón de la Barca
¿Quién eres tú, mujer, que, aunque rendida
al parecer, al parecer postrada,
no estás sino en los cielos ensalzada,
no estás sino en la tierra preferida?
Pero, ¿qué mucho, si de sol vestida,
qué mucho, si de estrellas coronada,
vienes de tantas luces ilustrada,
vienes de tantos rayos guarnecida?
Cielo y tierra parece que, a primores,
se compitieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores;
para que en ti tuviesen tierra y cielo,
con no sé qué lejanos resplandores
de flor del Sol plantada en el Carmelo.
domingo, 22 de julio de 2018
Acto heroico en favor de las ánimas del purgatorio
La Comunión de los Santos se divide en tres. La Iglesia Triunfante son las almas que están en el cielo. Ellos no necesitan de nosotros, pero nosotros sí que necesitamos de su intercesión y por eso rezamos a la Virgen y a los Santos. La Iglesia Militante somos los que estamos en la tierra. Actuamos y rezamos e intentamos seguir el camino hacia el cielo. La tercera Iglesia es la Iglesia Purgante: las almas que están en el purgatorio. Estas almas padecen durante la purga de sus almas hasta que están en condiciones de acceder al cielo. No pueden rezar, no pueden hacer nada más que sufrir y esperar. Es por eso que es un acto de caridad rezar por ellas ya que con nuestra oración podemos reducir su tiempo en el purgatorio. Es la idea detrás del ofrecimiento de misas por los muertos: acelerar su llegada al cielo.
Por algún motivo me es muy entrañable rezar por las almas del purgatorio y, a través de la Virgen, les ofrezco las indulgencias que consigo. Hace unos días descubrí que existía un a especie de voto (en rigor no lo es) de donación de nuestras obras satisfactorias e indulgencias a estas benditas ánimas. Funciona así:
Por algún motivo me es muy entrañable rezar por las almas del purgatorio y, a través de la Virgen, les ofrezco las indulgencias que consigo. Hace unos días descubrí que existía un a especie de voto (en rigor no lo es) de donación de nuestras obras satisfactorias e indulgencias a estas benditas ánimas. Funciona así:
- Basta hacerlo una vez, aunque no está de más repetirlo periódicamente. Con este ofrecimiento aplicamos el fruto satisfactorio de nuestras obras y las indulgencias que ganemos a las ánimas y no a nosotros mismos (nosotros nos quedamos con el fruto meritorio). En otras palabras, alargamos nuestra estancia en el purgatorio en beneficio de los que ahora están allí. La Virgen administra estos frutos y los aplica a quién más los necesita. Me gusta pensar que lo haga a los que no tienen quién rece por ellos.
- Una ventaja añadida es que los que hemos hecho este ofrecimiento podemos ganar indulgencia plenaria para los fieles difuntos en cualquier día con la comunión, con tal que visitemos alguna iglesia y oremos allí por las intenciones del Papa.
- Este voto no impide que recemos, apliquemos sufragios o solicitemos indulgencias por otras causas o por nuestros familiares. Esencialmente es lo que revierte en nosotros mismos lo que donamos, no lo que hacemos para otros.
- Finamente, podemos revocar este voto cuando queramos.
Para hacer el voto no hace falta ninguna oración particular, pero se puede usar la siguiente:
Omnipotente y sempiterno Señor, yo … aunque indigno de aparecer en vuestra presencia, para mayor gloria de Dios y para demostrar mi sincera esclavitud a la Madre de misericordia María Santísima, que también es Madre de las ánimas del purgatorio, deseando librar a estas ánimas de sus penas y que vayan cuanto antes a glorificaros en el cielo, ofrezco espontáneamente y pongo en manos de nuestra piadosísima Madre y Señora la Virgen María, todas mis obras satisfactorias, propias y particulares, en vida, en muerte y después de mi muerte, para que la Santísima Virgen las aplique a quien ella más quisiere del purgatorio.No es un voto que haya que hacer ligeramente: estás donando mucho de ti a unas almas desconocidas. No en vano se le titula como acto heroico. Pero también es una acto que te ayudará en esta vida y en tu camino de salvación.
Os ruego, Señor misericordioso, que os dignéis aceptar este mi ofrecimiento para gloria vuestra, consuelo de las ánimas y provecho de mi alma.
En cuanto a las deudas por mis pecados, que detesto, yo me ofrezco con toda humildad y resignación a pagarlas, si así lo queréis, en el purgatorio, resignándome en brazos de vuestra misericordia y en la bondad de nuestra dulce Madre la Virgen María.
Padrenuestro y Avemaría por las ánimas del purgatorio.
V.- Requiem aeternam dona eis Dómine.R.- Et lux aeternam luceat eis.V.- Requiescant in pace.R.- Amén.
viernes, 18 de mayo de 2018
Secuencia del Espíritu Santo
Se acerca Pentecostés, el día de la venida del Espíritu Santo. La tercera persona de la Santísima Trinidad, a la cual tenemos un tanto olvidada. El año pasado publiqué el Veni Creator Spiritus. Este año toca a la secuencia de Espíritu Santo que se reza (o canta) en la misa de Pentecostés.
Tenemos una idea clara del Padre y del Hijo, pero no tanto del Espíritu Santo. Y eso que es quién nos ayuda a rezar, nos da sabiduría y fuerza. En casi todas las oraciones al Espíritu se pide que nos conceda los siete dones. Conocer cuáles son estos dones nos puede ayudar a conocer al Espíritu Santo. El Catecismo de la Iglesia Católica solamente los menciona (números 1830 a 1832), el Catecismo de S. Pio X se explaya un poco más (números 918 a 926). Por suerte hay páginas web con más explicaciones. Por ejemplo el de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. La información que muestro a continuación la he sacado de allí. Id a su página web para más. Los siete dones son:
Secuencia del Espíritu Santo
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
--
Veni, Sancte Spiritus,
et emitte caelitus
lucis tuae radium.
Veni pater pauperum;
veni, dator munerum;
veni lumen cordium.
Consolator optime,
dulcis hospes animae,
dulce refrigerium.
In labor requies,
in aestu temperies,
in fletu solatium.
O lux beatíssima,
reple cordis intima
tuorum fidelium.
Sine tuo numine
nihil est in homine,
nihil est innoxium.
Lava quod est sordidum,
riga quod est aridum,
sana quod est saucium.
Flecte quod est rigidum,
fove quod est frigidum,
rege quod est devium.
Da tuis fidelibus
in te confidentibus,
sacrum septenarium.
Da virtutis meritum,
da salutis exitum,
da perenne gaudium. Amen.
Tenemos una idea clara del Padre y del Hijo, pero no tanto del Espíritu Santo. Y eso que es quién nos ayuda a rezar, nos da sabiduría y fuerza. En casi todas las oraciones al Espíritu se pide que nos conceda los siete dones. Conocer cuáles son estos dones nos puede ayudar a conocer al Espíritu Santo. El Catecismo de la Iglesia Católica solamente los menciona (números 1830 a 1832), el Catecismo de S. Pio X se explaya un poco más (números 918 a 926). Por suerte hay páginas web con más explicaciones. Por ejemplo el de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. La información que muestro a continuación la he sacado de allí. Id a su página web para más. Los siete dones son:
- Sabiduría: gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.
- Inteligencia (Entendimiento): Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas.
- Consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.
- Fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza. Para obrar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez y la agresividad.
- Ciencia: Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador.
- Piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre.
- Temor de Dios: Es el temor a ofender a Dios, humildemente reconociendo nuestra debilidad. Nos da un espíritu contrito ante Dios, concientes de las culpas y del castigo divino, pero dentro de la fe en la misericordia divina.
Secuencia del Espíritu Santo
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
--
Veni, Sancte Spiritus,
et emitte caelitus
lucis tuae radium.
Veni pater pauperum;
veni, dator munerum;
veni lumen cordium.
Consolator optime,
dulcis hospes animae,
dulce refrigerium.
In labor requies,
in aestu temperies,
in fletu solatium.
O lux beatíssima,
reple cordis intima
tuorum fidelium.
Sine tuo numine
nihil est in homine,
nihil est innoxium.
Lava quod est sordidum,
riga quod est aridum,
sana quod est saucium.
Flecte quod est rigidum,
fove quod est frigidum,
rege quod est devium.
Da tuis fidelibus
in te confidentibus,
sacrum septenarium.
Da virtutis meritum,
da salutis exitum,
da perenne gaudium. Amen.
viernes, 20 de abril de 2018
Dueño de mi vida
La canción de hoy es otra canción simple, fácil de aprender y cantar y que te acompaña a todas partes, pues puedes canturrearla en cualquier momento. La letra no es muy allá, pero tampoco importa: es claramente de amor al Señor, especialmente a su Sagrado Corazón.
Dueño de mi vida
José María N. Otaño, S.J.
Dueño de mi vida,
vida de mi amor,
ábreme la herida
de tu corazón
Corazón divino,
dulce cuál la miel,
Tú eres el camino
para el alma fiel
Dueño de mi vida…
Tú abrazas el hielo,
Tú endulzas la hiel,
Tú eres el remedio
para el alma fiel.
Dueño de mi vida…
Corazón divino,
qué dulzura dan
de tu Sangre el vino,
de tu Carne el pan.
Dueño de mi vida…
Tú eres la esperanza
del que va a vivir,
Tú eres el consuelo
del que va a morir
Dueño de mi vida…
Dueño de mi vida
José María N. Otaño, S.J.
Dueño de mi vida,
vida de mi amor,
ábreme la herida
de tu corazón
Corazón divino,
dulce cuál la miel,
Tú eres el camino
para el alma fiel
Dueño de mi vida…
Tú abrazas el hielo,
Tú endulzas la hiel,
Tú eres el remedio
para el alma fiel.
Dueño de mi vida…
Corazón divino,
qué dulzura dan
de tu Sangre el vino,
de tu Carne el pan.
Dueño de mi vida…
Tú eres la esperanza
del que va a vivir,
Tú eres el consuelo
del que va a morir
Dueño de mi vida…
miércoles, 11 de abril de 2018
Te Deum
El Te Deum es un himno de acción de gracias muy antiguo. Según una leyenda lo compusieron S. Ambrosio y S. Agustín, pero lo más probable es que lo compusiera el religioso griego Aniceto de Remesiana a mitad del S. IV.
Es un himno muy usado. Es parte del Oficio de Lecturas de la Liturgia de las Horas y se canta en acción de gracias en canonizaciones, ordenaciones sacerdotales y en la elección del Papa. Lo encuentro muy adecuado para este tiempo pascual.
Muchos compositores le han puesto música: Lully, Haendel, Haydn, Mozart, Dvorak, Bruckner… El que hemos oído casi todos aquí en Europa son los primeros compases del Te Deum de Charpentier: es la entradilla de Eurovisión.
Os lo dejo en latín y la traducción en Español. Siempre que estéis agradecidos al Señor, rezadlo.
Te Deum
Te Deum laudamus, te Dominum confitemur,
Te æternum Patrem omnis terra veneratur.
Tibi omnes Angeli, tibi cæli et universæ potestatis;
Tibi Cherubim et Seraphim, incessabili voce proclamant:
Sanctus, sanctus, sanctus, Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt cæli et terra maiestatis tuae.
Te gloriosus Apostolorum chorus,
Te Prophetarum laudabilis numerus,
Te Martyrum candidatus laudat exercitus.
Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia:
Patrem inmensæ maiestatis;
Venerandum tuum verum et unicum Filium;
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.
Tu Rex gloriæ Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius.
Tu ad liberandum suscepturus hominem non horruisiti Virginis uterum.
Tu devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna cælorum.
Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris.
Iudex crederis esse venturus.
Te ergo, quæsumus, tuis famulis subveni, quos pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari.
Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuæ.
Et rege eos, et extolle illos usque in æternum.
Per singulos dies benedicimus te.
Et laudamus nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.
Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.
Miserere nostri, Domine, miserere nostri.
Fiat misericordia tua, Domine, super nos quemadmodum speravimus in te.
In te, Domine, speravi: non confundar in æternum.
A ti, oh Dios
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, Eterno Padre, te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran;
Los Querubines y Serafines te cantan sin cesar:
Santo, santo, santo, es el Señor Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
La multitud venerable de los Profetas,
El blanco ejército de los Mártires.
A ti, la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad;
Hijo único y verdadero, digno de adoración;
Espíritu Santo, Paráclito.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana, sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.
Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos;
Y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día, guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosostros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié: no me veré defraudado para siempre.
Es un himno muy usado. Es parte del Oficio de Lecturas de la Liturgia de las Horas y se canta en acción de gracias en canonizaciones, ordenaciones sacerdotales y en la elección del Papa. Lo encuentro muy adecuado para este tiempo pascual.
Muchos compositores le han puesto música: Lully, Haendel, Haydn, Mozart, Dvorak, Bruckner… El que hemos oído casi todos aquí en Europa son los primeros compases del Te Deum de Charpentier: es la entradilla de Eurovisión.
Os lo dejo en latín y la traducción en Español. Siempre que estéis agradecidos al Señor, rezadlo.
Te Deum
Te Deum laudamus, te Dominum confitemur,
Te æternum Patrem omnis terra veneratur.
Tibi omnes Angeli, tibi cæli et universæ potestatis;
Tibi Cherubim et Seraphim, incessabili voce proclamant:
Sanctus, sanctus, sanctus, Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt cæli et terra maiestatis tuae.
Te gloriosus Apostolorum chorus,
Te Prophetarum laudabilis numerus,
Te Martyrum candidatus laudat exercitus.
Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia:
Patrem inmensæ maiestatis;
Venerandum tuum verum et unicum Filium;
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.
Tu Rex gloriæ Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius.
Tu ad liberandum suscepturus hominem non horruisiti Virginis uterum.
Tu devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna cælorum.
Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris.
Iudex crederis esse venturus.
Te ergo, quæsumus, tuis famulis subveni, quos pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari.
Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuæ.
Et rege eos, et extolle illos usque in æternum.
Per singulos dies benedicimus te.
Et laudamus nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.
Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.
Miserere nostri, Domine, miserere nostri.
Fiat misericordia tua, Domine, super nos quemadmodum speravimus in te.
In te, Domine, speravi: non confundar in æternum.
A ti, oh Dios
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, Eterno Padre, te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran;
Los Querubines y Serafines te cantan sin cesar:
Santo, santo, santo, es el Señor Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
La multitud venerable de los Profetas,
El blanco ejército de los Mártires.
A ti, la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad;
Hijo único y verdadero, digno de adoración;
Espíritu Santo, Paráclito.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana, sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.
Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos;
Y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día, guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosostros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié: no me veré defraudado para siempre.
viernes, 30 de marzo de 2018
Vía Crucis
Hoy es Viernes Santo y uno de sus devociones tradicionales es rezar el Vía Crucis. Además de rezarse en muchas parroquias, está el de Roma, presidido por el Papa y retransmitido a todo el mundo.
El Vía Crucis es muy antiguo. Los peregrinos a Tierra Santa ya en el s. IV recorrían el camino al Calvario que había seguido Jesucristo en Jerusalén, deteniéndose y meditando en lugares especiales. Ante la dificultad de poder desplazarse a Tierra Santa, en los s. XV y XVI empezaron a erigirse cruces y estaciones en varios lugares de Europa. En los s. XVII y XVIII varios Papas alentaron esta devoción y le otorgaron indulgencias bajo ciertas condiciones. Hoy pocas son las iglesias que no tengan las 14 estaciones marcadas y hay muchos en caminos a santuarios. Es una de las grandes formas de hacer oración.
En cierto modo, el Vía Crucis no es una oración en sí, sino un tema dividido en 14 meditaciones. Una manera simple de hacerla en casa es rezando una oración inicial, rememorando las 14 estaciones meditando brevemente en cada una y rezando una oración final. En el otro extremo, puede ser un tema de meditación para un retiro entero.
Pero la estructura habitual es la que se sigue en el Vía Crucis de Roma y es la que muestro aquí. Se empieza por una oración inicial. Después hay el paso por las 14 estaciones. En cada una se enuncia la estación, se hace una jaculatoria (la que incluyo aquí o cualquier otra), una breve meditación y un Padre nuestro. Y se acaba con una oración final, que puede ser la que muestro aquí o cualquier otra que sea adecuada, como el Alma de Cristo o A Cristo Crucificado. Mientras se camina de una estación a la siguiente se puede cantar algún canto. Por ejemplo, una estrofa del Stabat mater.
Tanto rezado individualmente, como si se hace solemnemente en grupo, es una oración profunda, conmovedora y que te cambia. Participa cada Viernes Santo en un Vía Crucis, aunque sea mirando el de Roma por la televisión.
Vía crucis
Oración inicial
Señor mío Jesucristo, que a todos los que queremos seguirte nos invitas a tomar cada uno la cruz que tu providencia nos destina en esta vida y a llevarla con buen ánimo y abnegación detrás de ti; oh Buen Maestro, que para darnos ejemplo tomaste tú la más pesada de todas las cruces y caminando delante de todos nos incitaste a seguirte con nuestras cruces: danos tu luz y tu gracia al meditar en este Vía Crucis tus pasos, para saber y querer seguirte. Y vos, oh Madre de los Dolores, inspiradnos los sentimientos de amor con que acompañasteis en este camino de amargura a vuestro divino Hijo.
1ª estación: Jesús es condenado a muerte.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que quisiste ser condenado a muerte por mis pecados, para que yo fuese perdonado de ellos: te suplico que me perdones en vida de mis culpas y en el día del juicio me absuelvas de las penas eternas.
Padrenuestro.
2ª estación: Jesús toma la cruz.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que con tanto ánimo tomaste en tus hombros la cruz de mis pecados: te suplico me concedas resignación y ánimo para llevar la merecida cruz de mis trabajos por tu amor.
Padrenuestro.
3ª estación: Jesús cae por primera vez.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh, Señor mío Jesucristo: cuando yo caiga desfallecido y sin ánimo para cumplir mi deber, te suplico me levantes y reanimes con tu gracia para seguir con mi cruz, cumpliendo hasta morir tu santa voluntad.
Padrenuestro.
4ª estación: Jesús encuentra a su Santísima Madre.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: no sólo a ti, sino también a tu Madre fui causa de dolor. En la calle de amargura de mi vida envíame el consuelo de encontrar a tu Madre; que con su presencia tendré más ánimo. Y vos, oh Virgen Dolorosa, Madre mía, perdonadme y no os apartéis jamás de mi.
Padrenuestro.
5ª estación: Jesús es ayudado del cireneo.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: te suplico me des la gracia de que yo sea tu cireneo, cooperando a la salvación de los hombres; que yo sea el cireneo de los afligidos, pobres y necesitados, aliviando sus penas, y que tú seas nuestro cireneo, para que perseveremos hasta el fin.
Padrenuestro.
6ª estación: Jesús encuentra a la Verónica.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo,: te suplico que grabes en mi corazón aquella imagen que dejaste a la Verónica en el lienzo con que enjugó tu rostro, para que, teniendo presente lo que tú sufriste por mí, me anime a sufrir cualquier cosa por ti.
Padrenuestro.
7ª estación: Jesús cae por segunda vez.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: te suplico que , aun cuando yo caiga segunda vez y muchas veces en mi camino, no me dejes, no me abandones caído. ten paciencia conmigo; levántame, anímame, ayúdame, para que siga adelante con tu cruz a tu lado.
Padrenuestro.
8ª estación: Jesús habla a las Hijas de Jerusalén.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que a pesar de ser árbol florido y fructuoso, tan duramente fuiste castigado por mis culpas: dame tu santo amor, temor y humilde resignación, para que, pues soy tronco árido y leño seco, sufra lo que tu providencia me envía, que es mucho menos de lo que yo merezco, y sin comparación, mucho menos de lo que padeciste tú por mi.
Padrenuestro.
9ª estación: Jesús cae por tercera vez.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: yo te suplico que, si es posible, me libres de las grandes tribulaciones y cruces, como la que te hizo caer tres veces, más si tu voluntad me las da y mis pecados las exigen, auxíliame con tu gracia y levántame en mis desmayos con tu amor.
Padrenuestro.
10ª estación: Jesús es desnudado de sus vestidos.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: suplícote me concedas gran conformidad con la pobreza y profundo desprecio de los bienes de esta vida, de modo que, así como tú dejaste tus vestidos por mí, así yo me despoje al menos de lo superfluo y lujoso por ti y por tus pobres.
Padrenuestro.
11ª estación: Jesús es crucificado.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: aunque estás en la cruz humillado, ajusticiado, deshecho, eres mi Dios, mi Rey y mi Redentor. Como a mi Dios te adoro, con viva fe; como a mi Rey te saludo y ofrezco cuando tengo y poseo; como a mi Redentor te amo con toda mi alma y te consagro todo mi corazón.
Padrenuestro.
12ª estación: Jesús muere en la cruz.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que en la cruz mueres por mí: más me amaste a mí que a ti, pues quisiste morir por mí. Concédeme vivir y morir por ti, como tú viviste y moriste por mí. Dame una buena muerte: morir en tu gracia; morir en tu amor; morir en tu voluntad; morir en tu cruz contigo.
Padrenuestro.
13ª estación: Jesús es bajado de la cruz.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, muerto y deshecho por mí: yo venero tu santísimo y divinísimo cuerpo reclinado en los brazos de tu Madre y te suplico me concedas un vivo dolor de tanto como a ti y a tu Madre os hice padecer con mis pecados y gracia para enmendarme de todos ellos.
Padrenuestro.
14ª estación: Jesús es sepultado.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: te suplico me concedas la gracia de morir de tal manera, que por haber participado de tu pasión pueda al expirar participar de tu gloria y, en el día del juicio, de tu resurrección. Que tu cruz gobierne mi vida y que tu cruz cobije mi muerte en el sepulcro.
Oración final: Dígnate, Señor, mirar por esta tu familia, por la cual Nuestro Señor Jesucristo no vaciló en ser entregado en manos de los malvados y sufrir el suplicio de la cruz. Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén
El Vía Crucis es muy antiguo. Los peregrinos a Tierra Santa ya en el s. IV recorrían el camino al Calvario que había seguido Jesucristo en Jerusalén, deteniéndose y meditando en lugares especiales. Ante la dificultad de poder desplazarse a Tierra Santa, en los s. XV y XVI empezaron a erigirse cruces y estaciones en varios lugares de Europa. En los s. XVII y XVIII varios Papas alentaron esta devoción y le otorgaron indulgencias bajo ciertas condiciones. Hoy pocas son las iglesias que no tengan las 14 estaciones marcadas y hay muchos en caminos a santuarios. Es una de las grandes formas de hacer oración.
En cierto modo, el Vía Crucis no es una oración en sí, sino un tema dividido en 14 meditaciones. Una manera simple de hacerla en casa es rezando una oración inicial, rememorando las 14 estaciones meditando brevemente en cada una y rezando una oración final. En el otro extremo, puede ser un tema de meditación para un retiro entero.
Pero la estructura habitual es la que se sigue en el Vía Crucis de Roma y es la que muestro aquí. Se empieza por una oración inicial. Después hay el paso por las 14 estaciones. En cada una se enuncia la estación, se hace una jaculatoria (la que incluyo aquí o cualquier otra), una breve meditación y un Padre nuestro. Y se acaba con una oración final, que puede ser la que muestro aquí o cualquier otra que sea adecuada, como el Alma de Cristo o A Cristo Crucificado. Mientras se camina de una estación a la siguiente se puede cantar algún canto. Por ejemplo, una estrofa del Stabat mater.
Tanto rezado individualmente, como si se hace solemnemente en grupo, es una oración profunda, conmovedora y que te cambia. Participa cada Viernes Santo en un Vía Crucis, aunque sea mirando el de Roma por la televisión.
Vía crucis
Oración inicial
Señor mío Jesucristo, que a todos los que queremos seguirte nos invitas a tomar cada uno la cruz que tu providencia nos destina en esta vida y a llevarla con buen ánimo y abnegación detrás de ti; oh Buen Maestro, que para darnos ejemplo tomaste tú la más pesada de todas las cruces y caminando delante de todos nos incitaste a seguirte con nuestras cruces: danos tu luz y tu gracia al meditar en este Vía Crucis tus pasos, para saber y querer seguirte. Y vos, oh Madre de los Dolores, inspiradnos los sentimientos de amor con que acompañasteis en este camino de amargura a vuestro divino Hijo.
1ª estación: Jesús es condenado a muerte.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que quisiste ser condenado a muerte por mis pecados, para que yo fuese perdonado de ellos: te suplico que me perdones en vida de mis culpas y en el día del juicio me absuelvas de las penas eternas.
Padrenuestro.
2ª estación: Jesús toma la cruz.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que con tanto ánimo tomaste en tus hombros la cruz de mis pecados: te suplico me concedas resignación y ánimo para llevar la merecida cruz de mis trabajos por tu amor.
Padrenuestro.
3ª estación: Jesús cae por primera vez.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh, Señor mío Jesucristo: cuando yo caiga desfallecido y sin ánimo para cumplir mi deber, te suplico me levantes y reanimes con tu gracia para seguir con mi cruz, cumpliendo hasta morir tu santa voluntad.
Padrenuestro.
4ª estación: Jesús encuentra a su Santísima Madre.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: no sólo a ti, sino también a tu Madre fui causa de dolor. En la calle de amargura de mi vida envíame el consuelo de encontrar a tu Madre; que con su presencia tendré más ánimo. Y vos, oh Virgen Dolorosa, Madre mía, perdonadme y no os apartéis jamás de mi.
Padrenuestro.
5ª estación: Jesús es ayudado del cireneo.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: te suplico me des la gracia de que yo sea tu cireneo, cooperando a la salvación de los hombres; que yo sea el cireneo de los afligidos, pobres y necesitados, aliviando sus penas, y que tú seas nuestro cireneo, para que perseveremos hasta el fin.
Padrenuestro.
6ª estación: Jesús encuentra a la Verónica.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo,: te suplico que grabes en mi corazón aquella imagen que dejaste a la Verónica en el lienzo con que enjugó tu rostro, para que, teniendo presente lo que tú sufriste por mí, me anime a sufrir cualquier cosa por ti.
Padrenuestro.
7ª estación: Jesús cae por segunda vez.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: te suplico que , aun cuando yo caiga segunda vez y muchas veces en mi camino, no me dejes, no me abandones caído. ten paciencia conmigo; levántame, anímame, ayúdame, para que siga adelante con tu cruz a tu lado.
Padrenuestro.
8ª estación: Jesús habla a las Hijas de Jerusalén.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que a pesar de ser árbol florido y fructuoso, tan duramente fuiste castigado por mis culpas: dame tu santo amor, temor y humilde resignación, para que, pues soy tronco árido y leño seco, sufra lo que tu providencia me envía, que es mucho menos de lo que yo merezco, y sin comparación, mucho menos de lo que padeciste tú por mi.
Padrenuestro.
9ª estación: Jesús cae por tercera vez.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: yo te suplico que, si es posible, me libres de las grandes tribulaciones y cruces, como la que te hizo caer tres veces, más si tu voluntad me las da y mis pecados las exigen, auxíliame con tu gracia y levántame en mis desmayos con tu amor.
Padrenuestro.
10ª estación: Jesús es desnudado de sus vestidos.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: suplícote me concedas gran conformidad con la pobreza y profundo desprecio de los bienes de esta vida, de modo que, así como tú dejaste tus vestidos por mí, así yo me despoje al menos de lo superfluo y lujoso por ti y por tus pobres.
Padrenuestro.
11ª estación: Jesús es crucificado.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: aunque estás en la cruz humillado, ajusticiado, deshecho, eres mi Dios, mi Rey y mi Redentor. Como a mi Dios te adoro, con viva fe; como a mi Rey te saludo y ofrezco cuando tengo y poseo; como a mi Redentor te amo con toda mi alma y te consagro todo mi corazón.
Padrenuestro.
12ª estación: Jesús muere en la cruz.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, que en la cruz mueres por mí: más me amaste a mí que a ti, pues quisiste morir por mí. Concédeme vivir y morir por ti, como tú viviste y moriste por mí. Dame una buena muerte: morir en tu gracia; morir en tu amor; morir en tu voluntad; morir en tu cruz contigo.
Padrenuestro.
13ª estación: Jesús es bajado de la cruz.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo, muerto y deshecho por mí: yo venero tu santísimo y divinísimo cuerpo reclinado en los brazos de tu Madre y te suplico me concedas un vivo dolor de tanto como a ti y a tu Madre os hice padecer con mis pecados y gracia para enmendarme de todos ellos.
Padrenuestro.
14ª estación: Jesús es sepultado.
Adoremus te Christe, benedicimus tibi, quia per crucem tuam redemisti mundum.
Oh Señor mío Jesucristo: te suplico me concedas la gracia de morir de tal manera, que por haber participado de tu pasión pueda al expirar participar de tu gloria y, en el día del juicio, de tu resurrección. Que tu cruz gobierne mi vida y que tu cruz cobije mi muerte en el sepulcro.
Oración final: Dígnate, Señor, mirar por esta tu familia, por la cual Nuestro Señor Jesucristo no vaciló en ser entregado en manos de los malvados y sufrir el suplicio de la cruz. Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén
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sábado, 24 de marzo de 2018
Stabat Mater
Estamos a las puertas de la Semana Santa. Dos de sus oraciones-cantos principales son el Pange Lingua para el Jueves Santo y para el Viernes Santo la que presentamos hoy, el Stabat Mater.
Es un rezo del S. XIII de autoría incierta. Las dos atribuciones con mayor probabilidad de ser ciertas son el Papa Inocencio III y el fraile franciscano Jacopone da Todi. Canta el sufrimiento de la Virgen María a los pies de la Cruz. El título, como es habitual, viene de la primera línea Stabat mater dolorosa (Estaba la Madre de pie sufriendo).
El canto está formado por veinte estrofas de 3 versos y es una meditación de la Pasión de Cristo a través del sufrimiento de la Virgen y que nos lleva a unirnos a Él. Es de gran belleza y dramatismo y ha recibido música de muchos grandes autores: Pergolesi, Rossini, Liszt, Penderecki… Naturalmente también existen versiones en gregoriano. Quizá la más conocida es la que adjunto, que es la que se canta en el Via Crucis del Viernes Santo en Roma en los cambios de estación.
Esta oración se escribió en latín y ha sido traducido a todos los idiomas. Os muestro el original latino –que es la que yo creo que se ha de rezar– y la traducción al Español que realizó Lope de Vega.
Stabat mater
Stabat mater dolorosa
juxta crucem lacrimosa
cum pendebat filius.
Cuius animam gementem
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.
O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta
mater unigeniti
Quae maerebat et dolebat
et tremebat, cum videbat
nati poenas incliti.
Quis est homo qui non fleret
Matrem Christi si videret
in tanto supplicio?
Quis non posset contristari.
piam matrem contemplari
dolentem cum filio?
Pro peccatis suae gentis
Jesum vidit in tormentis
et flagellis subditum.
Videm suum dulcem natum
morientem desolatum
dum emisit spiritum.
Eja mater fons amoris,
me sentire vim doloris
fac ut tecum lugeam.
Fac ut ardeat cor meum
in amando Christum Deum,
ut sibi complaceam.
Sancta Mater, istud agas,
crucifixi fige plagas
cordi meo valide.
Tui nati vulnerati
tam dignati pro me pati
poenas mecum divide!
Fac me vere tecum flere,
crucifixo condolere,
donec ego vixero.
Juxta crucem tecum stare
te libenter sociare
in planctu desidero.
Virgo virginum praeclara,
mihi jam non sis amara,
fac me tecum plangere.
Fac ut portem Christi mortem,
passionis eius sortem
et plagas recolere.
Fac me plagis vulnerari,
cruce hac inebriari
ob amorem filii.
Inflamatus et accensus,
per te virgo sim defensus
in die judicii.
Fac me cruce custodiri,
morte Christi praemuniri,
confoveri gratia.
Quando corpus morietur
fac ut animae donetur
paradisi gloria.
Amen.
Versión de Lope de Vega
La madre piadosa parada
junto a la cruz y lloraba
mientras el hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la madre bendita
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en Él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.
Porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio.
Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
Es un rezo del S. XIII de autoría incierta. Las dos atribuciones con mayor probabilidad de ser ciertas son el Papa Inocencio III y el fraile franciscano Jacopone da Todi. Canta el sufrimiento de la Virgen María a los pies de la Cruz. El título, como es habitual, viene de la primera línea Stabat mater dolorosa (Estaba la Madre de pie sufriendo).
El canto está formado por veinte estrofas de 3 versos y es una meditación de la Pasión de Cristo a través del sufrimiento de la Virgen y que nos lleva a unirnos a Él. Es de gran belleza y dramatismo y ha recibido música de muchos grandes autores: Pergolesi, Rossini, Liszt, Penderecki… Naturalmente también existen versiones en gregoriano. Quizá la más conocida es la que adjunto, que es la que se canta en el Via Crucis del Viernes Santo en Roma en los cambios de estación.
Esta oración se escribió en latín y ha sido traducido a todos los idiomas. Os muestro el original latino –que es la que yo creo que se ha de rezar– y la traducción al Español que realizó Lope de Vega.
Stabat mater
Stabat mater dolorosa
juxta crucem lacrimosa
cum pendebat filius.
Cuius animam gementem
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.
O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta
mater unigeniti
Quae maerebat et dolebat
et tremebat, cum videbat
nati poenas incliti.
Quis est homo qui non fleret
Matrem Christi si videret
in tanto supplicio?
Quis non posset contristari.
piam matrem contemplari
dolentem cum filio?
Pro peccatis suae gentis
Jesum vidit in tormentis
et flagellis subditum.
Videm suum dulcem natum
morientem desolatum
dum emisit spiritum.
Eja mater fons amoris,
me sentire vim doloris
fac ut tecum lugeam.
Fac ut ardeat cor meum
in amando Christum Deum,
ut sibi complaceam.
Sancta Mater, istud agas,
crucifixi fige plagas
cordi meo valide.
Tui nati vulnerati
tam dignati pro me pati
poenas mecum divide!
Fac me vere tecum flere,
crucifixo condolere,
donec ego vixero.
Juxta crucem tecum stare
te libenter sociare
in planctu desidero.
Virgo virginum praeclara,
mihi jam non sis amara,
fac me tecum plangere.
Fac ut portem Christi mortem,
passionis eius sortem
et plagas recolere.
Fac me plagis vulnerari,
cruce hac inebriari
ob amorem filii.
Inflamatus et accensus,
per te virgo sim defensus
in die judicii.
Fac me cruce custodiri,
morte Christi praemuniri,
confoveri gratia.
Quando corpus morietur
fac ut animae donetur
paradisi gloria.
Amen.
Versión de Lope de Vega
La madre piadosa parada
junto a la cruz y lloraba
mientras el hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la madre bendita
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en Él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.
Porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.
Porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio.
Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.
Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
viernes, 16 de marzo de 2018
De rodillas, Señor, ante el sagrario
Los dos cantos más conocidos de Adoración al Santísimo son Cantemos al amor de los amores y la que presento aquí, De rodillas, Señor, ante el sagrario. Son cantos que todos los católicos practicantes mayores de 45-50 años se saben. El canto que os traigo hoy se compuso como himno para el congreso eucarístico de Barcelona de 1952. La letra es de Jose María Pemán y tiene cosas que no me gustan mucho, por ejemplo, “Como estás, mi Señor, en la Custodia/ igual que la palmera que alegra el arenal”. Ahora bien, la música de Aramburu es excelente. Cantada por una coral y acompañada por un órgano, como es el del video que adjunto, eleva las almas.
Los dos son grandes himnos que me gustan cantar.
De rodillas, Señor, ante el sagrario
Himno del congreso eucarístico de Barcelona de 1952
Letra: Jose Mª Pemán
Música: Luis Aramburu
De rodillas, Señor, ante el sagrario
que guarda cuanto queda de amor y de unidad.
Venimos con las flores de un deseo
Para que nos las cambies en frutos de Verdad:
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz,
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Tiradas a tus plantas las armas de la guerra
rojas flores tronchadas por un ansia de amar
hagamos de los mares y la tierra
como un inmenso altar, como un inmenso altar.
Como estás, mi Señor, en la Custodia,
igual que la palmera que alegra el arenal,
queremos que en el centro de la vida
reine sobre las cosas tu ardiente caridad:
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz,
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Los dos son grandes himnos que me gustan cantar.
De rodillas, Señor, ante el sagrario
Himno del congreso eucarístico de Barcelona de 1952
Letra: Jose Mª Pemán
Música: Luis Aramburu
De rodillas, Señor, ante el sagrario
que guarda cuanto queda de amor y de unidad.
Venimos con las flores de un deseo
Para que nos las cambies en frutos de Verdad:
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz,
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Tiradas a tus plantas las armas de la guerra
rojas flores tronchadas por un ansia de amar
hagamos de los mares y la tierra
como un inmenso altar, como un inmenso altar.
Como estás, mi Señor, en la Custodia,
igual que la palmera que alegra el arenal,
queremos que en el centro de la vida
reine sobre las cosas tu ardiente caridad:
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz,
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Como ciervos sedientos que van hacia la fuente
vamos hacia tu encuentro sabiendo que vendrás,
que el que la busca es porque ya en la frente
lleva un beso de paz, lleva un beso de paz.
De rodillas, Señor, ante el sagrario
que guarda cuanto queda de amor y de unidad.
Venimos con las flores de un deseo
Para que nos las cambies en frutos de Verdad:
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz,
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
que guarda cuanto queda de amor y de unidad.
Venimos con las flores de un deseo
Para que nos las cambies en frutos de Verdad:
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz,
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
lunes, 12 de marzo de 2018
Oh, buen Jesús
Este es un canto eucarístico simple y bonito. No he encontrado el autor, aunque sospecho que es sudamericano. Fácil de aprender y fácil de recordar, sirve para ir canturreando y orando en el autobús o mientras se trabaja, pues como decía Sta. Teresa de Jesús, “El Señor camina entre las ollas y sartenes”.
¡Oh buen Jesús!
¡Oh, buen Jesús! yo creo firmemente
que por mi bien estás en el altar,
que das tu Cuerpo y Sangre juntamente
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar.
Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la Santa Comunión,
Jesús, que ves mi nada y mi pecado,
prepara Tú mi pobre corazón,
prepara Tú mi pobre corazón.
Dulce maná de celestial comida,
gozo y salud del que te come bien.
Ven sin tardar mi Dios, mi Luz, mi Vida.
Desciende a mi, hasta mi pecho ven,
Espero en Ti, piadoso Jesús mío.
Oigo tu voz que dice «ven a mi».
Porque eres fiel, por eso en ti confío,
todo Señor lo espero yo de ti,
todo Señor lo espero yo de ti.
¡Oh buen Jesús! pastor fino y amante,
mi corazón se abrasa en santo ardor.
Si te olvidé, hoy juro que, constante,
he de vivir tan sólo de tu amor,
he de vivir tan sólo de tu amor.
¡Oh, buen Jesús! yo creo firmemente
que por mi bien estás en el altar,
que das tu Cuerpo y Sangre juntamente
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar.
¡Oh buen Jesús!
¡Oh, buen Jesús! yo creo firmemente
que por mi bien estás en el altar,
que das tu Cuerpo y Sangre juntamente
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar.
Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la Santa Comunión,
Jesús, que ves mi nada y mi pecado,
prepara Tú mi pobre corazón,
prepara Tú mi pobre corazón.
gozo y salud del que te come bien.
Ven sin tardar mi Dios, mi Luz, mi Vida.
Desciende a mi, hasta mi pecho ven,
Desciende a mi, hasta mi pecho ven.
Pequé, Señor, ingrato te he ofendido
infiel te fui, confieso mi maldad.
Contrito ya, perdón, Señor, te pido.
Eres mi Dios, apelo a tu bondad,
Eres mi Dios, apelo a tu bondad.Espero en Ti, piadoso Jesús mío.
Oigo tu voz que dice «ven a mi».
Porque eres fiel, por eso en ti confío,
todo Señor lo espero yo de ti,
todo Señor lo espero yo de ti.
¡Oh buen Jesús! pastor fino y amante,
mi corazón se abrasa en santo ardor.
Si te olvidé, hoy juro que, constante,
he de vivir tan sólo de tu amor,
he de vivir tan sólo de tu amor.
¡Oh, buen Jesús! yo creo firmemente
que por mi bien estás en el altar,
que das tu Cuerpo y Sangre juntamente
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar.
sábado, 3 de marzo de 2018
Goigs a la Mare de Deu de Montision
Junto al pueblo de Porreras, en el centro de Mallorca, está el santuario de la Virgen de Montisión. Hay mucha veneración en Porreras a “su” virgen. Eso no es extraordinario. Lo que sí lo es, es que el 14 de enero de 1954 todo el pueblo fue a la colina de Montisión y desbastó y construyó la carretera hasta el santuario (antes sólo había un caminito por el que no se podía subir más que a pie o en mula). Y cuando digo todo, quiero decir todo: no quedó nadie en Porreras. El pueblo está legítimamente orgulloso de esta hazaña.
Hoy os traigo un canto, los "goigs" (gozos) a la Virgen de Montisión. La letra es del poeta mallorquín Padre Miquel Costa i Llobera. La música de J. Campins. Es un canto que apenas la conoce nadie que no sea del pueblo. Y es una pena, porque es bastante bonita. Os dejo la letra en Mallorquín con su traducción al castellano y un video con estos gozos cantados por la coral de Porreras.
Goigs de la Mare de Déu de Montisión
Letra: Mossen Miquel Costa i Llobera
Música: Jaume Campins
Vostre bondat essent tanta
que a tal poder correspon
Vos invocam Verge Santa
del puig, del puig de Montision.
Vos invocam Verge Santa
del puig, del puig de Montision
Oh Reina! ja que a Porreres
Per trono aquest puig teniu,
aquestes terres fruiteras
amparau i beneiu.
Mai s'arreli mala planta,
mai la discòrdia,
mai la discòrdia hi retron
Vos invocam…
Vostre sempre sia el poble
com altre temps, cristiá,
i així, venturós i noble,
honrat i fort pujarà.
La vostra mà sempre aguanta
el poble que vos
el poble que vos respon
Vos invocam…
Vos, de Jesús essent Mare
sou Mare del mateix Déu.
Mare nostra sou encara
perque Ell morint vos hi fer.
Si el cor del poble vos canta
un cor de mare,
un cor de mare respon
Vos invocam…
Arbre del fruit de la vida,
arca de Déu, viu altar,
de Jesé vara florida,
clara estrella de la mar,
mirall que Déu abrillanta,
alba del sol que
alba del sol que vos pon.
Vos invocam…
Sou consol del trist que plora,
remei sou del qui pateix,
esperança a qui os implora,
ordre i pau a qui gaudeix.
Sou melodia que encanta,
per on s'agulla
per on s'agulla reson
Vos invocam…
--------
Vuestra bondad es tanta
como a tal poder corresponde
Os invocamos Virgen Santa
del alto, del alto de Montisión
¡Oh Reina! ya que en Porreras
por trono este monte tenéis,
estas tierras fruteras
amparad y bendecid.
Nunca se enraice una mala planta,
nunca la discordia retruene
Os invocamos…
Vuestro siempre sea el pueblo,
como en otro tiempo, cristiano,
y así, venturoso y noble,
honrado y fuerte crecerá.
Vuestra mano siempre aguanta
al pueblo que os responde.
Os invocamos…
Vos, de Jesús siendo Madre,
sois Madre del mismo Dios.
Madre nuestra sois incluso
porque Él al morir así os hizo.
Si el corazón del pueblo os canta
un corazón de Madre responde.
Os invocamos…
Árbol del fruto de la vida,
arca de Dios, vivo altar,
de Jesé vara florida,
clara estrella de la mar,
espejo que Dios abrillanta,
alba del sol que os pone.
Os invocamos…
Sois consuelo del triste que llora,
remedio sois del que padece,
esperanza a quien os implora,
orden y paz a quien os goza.
Sois melodía que encanta,
por donde la aguja resuena
Os invocamos…
Hoy os traigo un canto, los "goigs" (gozos) a la Virgen de Montisión. La letra es del poeta mallorquín Padre Miquel Costa i Llobera. La música de J. Campins. Es un canto que apenas la conoce nadie que no sea del pueblo. Y es una pena, porque es bastante bonita. Os dejo la letra en Mallorquín con su traducción al castellano y un video con estos gozos cantados por la coral de Porreras.
Goigs de la Mare de Déu de Montisión
Letra: Mossen Miquel Costa i Llobera
Música: Jaume Campins
Vostre bondat essent tanta
que a tal poder correspon
Vos invocam Verge Santa
del puig, del puig de Montision.
Vos invocam Verge Santa
del puig, del puig de Montision
Oh Reina! ja que a Porreres
Per trono aquest puig teniu,
aquestes terres fruiteras
amparau i beneiu.
Mai s'arreli mala planta,
mai la discòrdia,
mai la discòrdia hi retron
Vos invocam…
Vostre sempre sia el poble
com altre temps, cristiá,
i així, venturós i noble,
honrat i fort pujarà.
La vostra mà sempre aguanta
el poble que vos
el poble que vos respon
Vos invocam…
Vos, de Jesús essent Mare
sou Mare del mateix Déu.
Mare nostra sou encara
perque Ell morint vos hi fer.
Si el cor del poble vos canta
un cor de mare,
un cor de mare respon
Vos invocam…
Arbre del fruit de la vida,
arca de Déu, viu altar,
de Jesé vara florida,
clara estrella de la mar,
mirall que Déu abrillanta,
alba del sol que
alba del sol que vos pon.
Vos invocam…
Sou consol del trist que plora,
remei sou del qui pateix,
esperança a qui os implora,
ordre i pau a qui gaudeix.
Sou melodia que encanta,
per on s'agulla
per on s'agulla reson
Vos invocam…
--------
Vuestra bondad es tanta
como a tal poder corresponde
Os invocamos Virgen Santa
del alto, del alto de Montisión
¡Oh Reina! ya que en Porreras
por trono este monte tenéis,
estas tierras fruteras
amparad y bendecid.
Nunca se enraice una mala planta,
nunca la discordia retruene
Os invocamos…
Vuestro siempre sea el pueblo,
como en otro tiempo, cristiano,
y así, venturoso y noble,
honrado y fuerte crecerá.
Vuestra mano siempre aguanta
al pueblo que os responde.
Os invocamos…
Vos, de Jesús siendo Madre,
sois Madre del mismo Dios.
Madre nuestra sois incluso
porque Él al morir así os hizo.
Si el corazón del pueblo os canta
un corazón de Madre responde.
Os invocamos…
Árbol del fruto de la vida,
arca de Dios, vivo altar,
de Jesé vara florida,
clara estrella de la mar,
espejo que Dios abrillanta,
alba del sol que os pone.
Os invocamos…
Sois consuelo del triste que llora,
remedio sois del que padece,
esperanza a quien os implora,
orden y paz a quien os goza.
Sois melodía que encanta,
por donde la aguja resuena
Os invocamos…
martes, 27 de febrero de 2018
Véante mis ojos
Sigamos con la serie de oraciones que podemos cantar. La obra que traigo hoy es muy conocida. Es un poema del S. XVI, de autor anónimo, pero que se atribuye erróneamente a Sta. Teresa de Jesús. Está ligada a ella, pero no lo escribió: una vez la hermana novicia Isabel de Jesús la cantó en su presencia en abril de 1571 y le produjo una profunda emoción como ella misma cuenta:
Como toda canción popular, hay muchas variaciones de letra: se añaden y eliminan estrofas, se cambian de orden, se cambian palabras. En muchas versiones sólo se cantan las dos primeras estrofas de las que yo muestro aquí.
Que lo disfrutéis y cantéis.
Véante mis ojos
Anónimo S. XVI
Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno,
véante mis ojos,
muérame yo luego
Vea quién quisiere
rosas y jazmines,
que si yo te viere
veré mil jardines.
Flor de serafines,
Jesús nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
No quiero contento,
mi Jesús ausente,
que todo es tormento
a quién esto siente.
Sólo me sustente
tu amor y deseo
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
“Anoche, estando con todas, dijeron (cantaron) un cantarcillo de cómo era recio de sufrir vivir sin Dios. Como estaba yo con pena, fue tanta la operación que me hizo, que se me comenzaron a entumecer las manos; y no bastó resistencia, sino que como salgo de mí por los arrobamientos de contento, de la misma manera se suspende el alma con la grandísima pena, que queda enajenada, y hasta hoy no lo he entendido”.La música con la que se canta ahora no es la de entonces. La compuso el maestro Felipe Pedrell.
Como toda canción popular, hay muchas variaciones de letra: se añaden y eliminan estrofas, se cambian de orden, se cambian palabras. En muchas versiones sólo se cantan las dos primeras estrofas de las que yo muestro aquí.
Que lo disfrutéis y cantéis.
Véante mis ojos
Anónimo S. XVI
Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno,
véante mis ojos,
muérame yo luego
Vea quién quisiere
rosas y jazmines,
que si yo te viere
veré mil jardines.
Flor de serafines,
Jesús nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
No quiero contento,
mi Jesús ausente,
que todo es tormento
a quién esto siente.
Sólo me sustente
tu amor y deseo
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
Siéntome cautiva
sin tal compañía,
muerte es la que siento
sin Vos, Vida mía.
Cuándo será el día
que alcéis mi destierro
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
Dulce Jesús mío,
aquí estáis presente,
las tinieblas huyen,
Luz resplandeciente.
Oh Sol refulgente,
Jesús nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
¿Quién te habrá ocultado
bajo pan y vino?
¿Quién te ha disfrazado,
oh, Dueño divino?
¡Ay que amor tan fino
se encierra en mi pecho!
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
¿Quién te habrá ocultado
bajo pan y vino?
¿Quién te ha disfrazado,
oh, Dueño divino?
¡Ay que amor tan fino
se encierra en mi pecho!
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Véante mis ojos…
domingo, 18 de febrero de 2018
Oración en reparación de las blasfemias
Mi intención era seguir con el tema de oraciones cantadas, pero ante la noticia del pregón blasfemo de Santiago de Compostela, debo interrumpirlo para publicar esta oración de reparación ante las blasfemias compuesta por SS Pío XII, gran y sabio papa.
Aparte de perseguir las sendas legales y de reprobación pública, es importante que recemos por el pobre hombre que blasfemó tan horriblemente contra la Virgen y el Apóstol y los que lo permitieron y probablemente animaron. Quizá ellos crean que, como no creen en la Virgen ni en el Apóstol, no pecaron. Pero no es así. ¿Por qué pregonó esa salvajada? Para herir, para hacer daño, para escandalizar. Y ya lo dice el Evangelio, «Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino, de las que mueve un asno, y lo hundieran en el fondo del mar» (Mt, 18, 6). Recemos por estos pobres hombres para que se den cuenta de lo que han hecho y se arrepientan, pues si no mala eternidad les espera.
A consecuencia de este maldito pregón se ha difundido por Internet esta oración de SS. Pío XII que reproduzco aquí.
Oración en reparación de las blasfemias
SS. Pío XII
¡Oh, Augustísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que aún siendo infinitamente feliz en Ti y por Ti por toda la eternidad, te dignas aceptar benignamente el homenaje que de toda la Creación se alza hasta tu trono excelso!
Entorna tus ojos, te rogamos, y cierra tus oídos divinos ante aquellos desaventurados que, o cegados por la pasión o arrastrados por un impulso diabólico, blasfeman inícuamente contra tu nombre y los de la Purísima Virgen María y los santos.
Detén, ¡oh, Señor! el brazo de tu justicia, que podría reducir a la nada a quienes se atreven a hacerse reos de tanta impiedad.
Acepta el himno de gloria que incesantemente se eleva desde toda la naturaleza: desde el agua de la fuente que corre limpia y silenciosa hasta los astros que brillan y recorren una órbita inmensa, en lo alto de los cielos, movidos por tu Amor.
Acepta en reparación el coro de alabanzas que, como el incienso ante el altar, surge de tantas almas santas que caminan, sin desviarse jamás, por los senderos de tu ley y con asiduas obras de caridad y penitencia intentan aplacar tu justicia ofendida.
Escucha el canto de tantos espíritus elegidos que consagran su vida a celebrar tu gloria y la alabanza perenne que a todas horas y en todo lugar te ofrece la Iglesia.
Y haz que un día, convertidos a Ti los corazones blasfemos, todas las lenguas y todos los labios entonen concordes en esta tierra aquel canto que resuena sin cesar en los coros de los ángeles: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Amén.
Aparte de perseguir las sendas legales y de reprobación pública, es importante que recemos por el pobre hombre que blasfemó tan horriblemente contra la Virgen y el Apóstol y los que lo permitieron y probablemente animaron. Quizá ellos crean que, como no creen en la Virgen ni en el Apóstol, no pecaron. Pero no es así. ¿Por qué pregonó esa salvajada? Para herir, para hacer daño, para escandalizar. Y ya lo dice el Evangelio, «Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino, de las que mueve un asno, y lo hundieran en el fondo del mar» (Mt, 18, 6). Recemos por estos pobres hombres para que se den cuenta de lo que han hecho y se arrepientan, pues si no mala eternidad les espera.
A consecuencia de este maldito pregón se ha difundido por Internet esta oración de SS. Pío XII que reproduzco aquí.
Oración en reparación de las blasfemias
SS. Pío XII
¡Oh, Augustísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que aún siendo infinitamente feliz en Ti y por Ti por toda la eternidad, te dignas aceptar benignamente el homenaje que de toda la Creación se alza hasta tu trono excelso!
Entorna tus ojos, te rogamos, y cierra tus oídos divinos ante aquellos desaventurados que, o cegados por la pasión o arrastrados por un impulso diabólico, blasfeman inícuamente contra tu nombre y los de la Purísima Virgen María y los santos.
Detén, ¡oh, Señor! el brazo de tu justicia, que podría reducir a la nada a quienes se atreven a hacerse reos de tanta impiedad.
Acepta el himno de gloria que incesantemente se eleva desde toda la naturaleza: desde el agua de la fuente que corre limpia y silenciosa hasta los astros que brillan y recorren una órbita inmensa, en lo alto de los cielos, movidos por tu Amor.
Acepta en reparación el coro de alabanzas que, como el incienso ante el altar, surge de tantas almas santas que caminan, sin desviarse jamás, por los senderos de tu ley y con asiduas obras de caridad y penitencia intentan aplacar tu justicia ofendida.
Escucha el canto de tantos espíritus elegidos que consagran su vida a celebrar tu gloria y la alabanza perenne que a todas horas y en todo lugar te ofrece la Iglesia.
Y haz que un día, convertidos a Ti los corazones blasfemos, todas las lenguas y todos los labios entonen concordes en esta tierra aquel canto que resuena sin cesar en los coros de los ángeles: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Amén.
jueves, 15 de febrero de 2018
Jesús amoroso
Voy a empezar una serie de canciones que se pueden usar como oraciones. Esta primera es Jesús amoroso, de autor desconocido. Es una canción muy simple tanto en letra como en música. Musicalmente es muy tierna, casi parece un villancico. Es muy fácil de aprender y te acompaña siempre.
La versión que adjunto es muy bonita, la cantante tiene la voz pura que requiere esta canción y el acompañamiento es una simple guitarra. La letra es ligeramente diferente de la que tenéis a continuación.
Jesús amoroso
Jesús amoroso
el más fino amante
quiero en todo instante
sólo en ti pensar
Tú eres mi tesoro
Tú eres mi alegría
Tú eres vida mía
yo te quiero amar
Tú eres vida mía
yo te quiero amar
Oh corazón dulce
de amor abrasado
quiero yo a tu lado
por siempre vivir
Y en tu Llaga Santa
viviendo escondido
de amores herido
en ella morir
La versión que adjunto es muy bonita, la cantante tiene la voz pura que requiere esta canción y el acompañamiento es una simple guitarra. La letra es ligeramente diferente de la que tenéis a continuación.
Jesús amoroso
Jesús amoroso
el más fino amante
quiero en todo instante
sólo en ti pensar
Tú eres mi tesoro
Tú eres mi alegría
Tú eres vida mía
yo te quiero amar
Tú eres vida mía
yo te quiero amar
de amor abrasado
quiero yo a tu lado
por siempre vivir
Y en tu Llaga Santa
viviendo escondido
de amores herido
en ella morir
de amores herido
en ella morir
en ella morir
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