miércoles, 29 de noviembre de 2017

Novena de la Inmaculada

Una novena es una oración que se reza durante varios días, típicamente nueve, y en la que solicitan la intercesión a Jesús, la Virgen o algún santo para una intención concreta. Proviene probablemente de los nueve días de oración que hicieron los Apóstoles entre la Ascensión y Pentecostés. En el caso de novenas específicas de alguna fiesta se reza los nueve días anteriores a la fiesta en cuestión. Una de las novenas con más tradición es la novena de la Inmaculada, que se empieza a rezar el 29 de noviembre y acaba en la víspera de la Inmaculada, el 7 de diciembre.

Esta novena tiene 4 partes: una oración inicial con la petición, una oración específica del día  y dos oraciones finales, con 3 avemarías intercaladas entre ellas.

Una novena requiere una cierta perseverancia y quizá sea eso el que lo haga tan poderosa, no sólo para conseguir lo que se pide, sino para cambiar tu alma.


Novena a la Inmaculada Concepción

Oración inicial

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.

Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano.  Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado.  No me dejéis, pues, a mí tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.

Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte.  Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hágase aquí la petición que se desea obtener).

Oración del día

Para el día primero (29 nov) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.

Para el día segundo (30 nov) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.

Para el día tercero (1 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.

Para el día cuarto (2 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna.

Para el día quinto (3 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.

Para el día sexto (4 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.

Para el día séptimo (5 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.

Para el día octavo (6 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.

Para el día noveno (7 dic) – Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.

Oraciones finales

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.  A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón.  Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Rezar tres Avemarías.

Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.

Oremos: Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado.  Por el mismo Señor nuestro Jesucristo.  Amén.


lunes, 20 de noviembre de 2017

Oración de Sta. Maravillas de Jesús

Gracias al Padre Manuel Martínez Cano conocí esta preciosidad de Santa Maravillas de Jesús. (recomiendo seguir al Padre Cano por Twitter (@PCano2) e ir visitando su blog Contracorriente).
No conocía esta santa madrileña, nacida en 1891 y muerta en 1974. De familia noble, se hizo carmelita en 1921. En 1924 fundó su primer convento y fundó siete más (uno de ellos en la India) el resto de su vida. El último, el de la Aldehuela, en Getafe, donde estuvo hasta su muerte en 1974. Fue beatificada en Roma por San Juan Pablo II el 10 de Mayo de 1998 y canonizada por el mismo Papa el 3 de Mayo de 2003 en Madrid.

La oración de hoy es una que ella escrita por ella misma en una estampa en noviembre de 1935 y que solía rezar. Podéis ver, supongo que un facsímil de la estampa, en la página del P. Cano.

Me quedé prendado de la oración porque es corta, pero, como ella dice, lo «resume todo y repara todo.» Es una oración de petición, pero también de exigencia personal y sumisión al Santísimo.

Aquí os la dejo.


Oración de Sta. Maravillas de Jesús

Oh divino Corazón Maestro y Salvador de mi vida!

Quiero acabar de una vez dándome a Ti completamente y para siempre y para esto te hago esta oración que resume todo y repara todo.

Concédeme, yo te suplico, la gracia de que no salga de esta vida sin haber alcanzado el grado de perfección que debo alcanzar, sin haber hecho todo el bien que debo hacer y sin haberte dado toda la gloria que yo te debo dar.

Para alcanzar esto y reparar todo el tiempo perdido, toma ¡oh Corazón divino! aquellos medios que Tú sabes me son necesarios.

Yo acepto todo...


viernes, 10 de noviembre de 2017

Trisagio solemne a la Santísima Trinidad

La palabra trisagio viene del griego Trisagion y significa “tres veces santo”. Un trisagio es un himno a la Santísima Trinidad en el que normalmente se repite la palabra “santo” tres veces. El Santo de la misa es el más conocido. En el devocionario de mi abuelo hay un trisagio solemne que me gusta rezar en mi turno de adoración. Rezado a coro debe ser precioso.


Trisagio solemne a la Santísima Trinidad

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto de contrición. Oh Señor mío y Dios mío, trino y uno, Señor de inmensa majestad y Padre de infinita bondad: postrado ante vuestra augusta presencia os pido perdón por todos los pecados con que os he ofendido. Me pesa, Señor mío y Dios mío, de haberos ofendido, por ser vos quien sois, tan santo, tan bueno, tan digno de ser amado sobre todas las cosas. Perdonadme, por vuestra infinita bondad y misericordia, y dadme gracia para que jamás, en adelante, os ofenda, sino que me enmiende y persevere en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

Gloria al Padre…

Oración al Padre eterno. Oh Padre eterno, Padre omnipotente, que nos has creado para alabarte, reverenciarte y servirte y has creado para nosotros todas las cosas, para que con ellas podamos alabarte; Padre amantísimo, que amas tanto al mundo, que nos has dado a tu propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo: rogámoste, oh Señor, que pues nos has creado para ti, nos lleves a ti, y, pues nos has dado, para salvarnos, a tu Hijo, no permitas que nos perdamos, sino, por los méritos del Hijo y con la gracia del Espíritu Santo, lleguemos a tu gloria y en ella te alabemos sin fin. Amén.

Padrenuestro y Avemaría.

Luego se dice nueve veces:
V./ Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R./ Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Oración al Hijo. Oh Hijo divino del Eterno Padre; Sabiduría infinita, por quién conocemos al Padre; Redentor nuestro, que para reconciliarnos con el Padre, bajaste del cielo, te hiciste hombre y te entregaste a la muerte por nosotros. Te rogamos, oh Señor, que, pues eres el camino para ir al Padre, verdad para conocerle y vida para amarle, nos concedas llegar a Él, verle y amarle en la gloria eternamente por tus méritos y con la gracia del Espíritu Santo, para alabarte sin fin. Amén.

Padrenuestro y Avemaría.

Luego se dice nueve veces:
V./ Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R./ Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Oración al Espíritu Santo. Oh Espíritu Santo, oh Amor divino, Bondad de Dios, Abogado de los hombres ante el Padre, Padre de los pobres, Dador de los dones, Luz de los corazones, Consolador óptimo, Fortaleza de los débiles, Santificador de la Iglesia. Pues borras los pecados del mundo, justifícanos; pues haces hijos de Dios, renuévanos; envía a nuestra mente tu luz para que conservemos la fe; difunde en nuestros corazones tu amor, para que tengamos caridad, y enriquece nuestras almas con tus virtudes y dones, para que practiquemos con fortaleza nuestros deberes de cristianos, y lleguemos a tu gloria para alabaros y amaros, al Padre, al Hijo y a ti, oh Espíritu Santo.

Padrenuestro y Avemaría.

Luego se dice nueve veces:
V./ Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria.
R./ Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Antífona. A vos, Dios Padre ingénito; a vos, Hijo unigénito; a vos, Espíritu Santo Paráclito, santa e individua Trinidad, de todo corazón os confesamos, alabamos y bendecimos. A vos se dé la gloria por los siglos de los siglos.

V./ Bendigamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R./ Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos.

Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que nos has concedido a tus siervos el don de conocer la gloria de la eterna Trinidad en la confesión de la verdadera fe, y la de adorar la Unidad en el poder de tu majestad: te rogamos que, por la firmeza de esta misma fe, nos libremos siempre de todas las adversidades. Por Cristo nuestro Señor. Amén.