lunes, 23 de julio de 2018

Soneto a la Virgen del Carmen

La festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, tuvo lugar hace unos días. Es una fiesta con mucha tradición y a la que se tiene mucha devoción en las costas españolas.

En la Liturgia de las horas, como himno, a veces tenemos poemas.  Me gusta rezar poemas, pues puedes rezar y disfrutar de algo hermoso a la vez. Para el día de la Virgen del Carmen se reza como himno este soneto de Calderón.


Soneto a la Virgen del Carmen
Pedro Calderón de la Barca

¿Quién eres tú, mujer, que, aunque rendida
al parecer, al parecer postrada,
no estás sino en los cielos ensalzada,
no estás sino en la tierra preferida?

Pero, ¿qué mucho, si de sol vestida,
qué mucho, si de estrellas coronada,
vienes de tantas luces ilustrada,
vienes de tantos rayos guarnecida?

Cielo y tierra parece que, a primores,
se compitieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores;

para que en ti tuviesen tierra y cielo,
con no sé qué lejanos resplandores
de flor del Sol plantada en el Carmelo.

domingo, 22 de julio de 2018

Acto heroico en favor de las ánimas del purgatorio

La Comunión de los Santos se divide en tres. La Iglesia Triunfante son las almas que están en el cielo. Ellos no necesitan de nosotros, pero nosotros sí que necesitamos de su intercesión y por eso rezamos a la Virgen y a los Santos. La Iglesia Militante somos los que estamos en la tierra. Actuamos y rezamos e intentamos seguir el camino hacia el cielo. La tercera Iglesia es la Iglesia Purgante: las almas que están en el purgatorio. Estas almas padecen durante la purga de sus almas hasta que están en condiciones de acceder al cielo. No pueden rezar, no pueden hacer nada más que sufrir y esperar. Es por eso que es un acto de caridad rezar por ellas ya que con nuestra oración podemos reducir su tiempo en el purgatorio. Es la idea detrás del ofrecimiento de misas por los muertos: acelerar su llegada al cielo.

Por algún motivo me es muy entrañable rezar por las almas del purgatorio y, a través de la Virgen, les ofrezco las indulgencias que consigo. Hace unos días descubrí que existía un a especie de voto (en rigor no lo es) de donación de nuestras obras satisfactorias e indulgencias a estas benditas ánimas. Funciona así:
  • Basta hacerlo una vez, aunque no está de más repetirlo periódicamente. Con este ofrecimiento aplicamos el fruto satisfactorio de nuestras obras y las indulgencias que ganemos a las ánimas y no a nosotros mismos (nosotros nos quedamos con el fruto meritorio). En otras palabras, alargamos nuestra estancia en el purgatorio en beneficio de los que ahora están allí. La Virgen administra estos frutos y los aplica a quién más los necesita. Me gusta pensar que lo haga a los que no tienen quién rece por ellos. 
  • Una ventaja añadida es que los que hemos hecho este ofrecimiento podemos ganar indulgencia plenaria para los fieles difuntos en cualquier día con la comunión, con tal que visitemos alguna iglesia y oremos allí por las intenciones del Papa.
  • Este voto no impide que recemos, apliquemos sufragios o solicitemos indulgencias por otras causas o por nuestros familiares. Esencialmente es lo que revierte en nosotros mismos lo que donamos, no lo que hacemos para otros.
  • Finamente, podemos revocar este voto cuando queramos. 
Para hacer el voto no hace falta ninguna oración particular, pero se puede usar la siguiente:
Omnipotente y sempiterno Señor, yo … aunque indigno de aparecer en vuestra presencia, para mayor gloria de Dios y para demostrar mi sincera esclavitud a la Madre de misericordia María Santísima, que también es Madre de las ánimas del purgatorio, deseando librar a estas ánimas de sus penas y que vayan cuanto antes a glorificaros en el cielo, ofrezco espontáneamente y pongo en manos de nuestra piadosísima Madre y Señora la Virgen María, todas mis obras satisfactorias, propias y particulares, en vida, en muerte y después de mi muerte, para que la Santísima Virgen las aplique a quien ella más quisiere del purgatorio.
Os ruego, Señor misericordioso, que os dignéis aceptar este mi ofrecimiento para gloria vuestra, consuelo de las ánimas y provecho de mi alma.
En cuanto a las deudas por mis pecados, que detesto, yo me ofrezco con toda humildad y resignación a pagarlas, si así lo queréis, en el purgatorio, resignándome en brazos de vuestra misericordia y en la bondad de nuestra dulce Madre la Virgen María.
Padrenuestro y Avemaría por las ánimas del purgatorio.
V.- Requiem aeternam dona eis Dómine.R.- Et lux aeternam luceat eis.V.- Requiescant in pace.R.- Amén.
No es un voto que haya que hacer ligeramente: estás donando mucho de ti a unas almas desconocidas. No en vano se le titula como acto heroico. Pero también es una acto que te ayudará en esta vida y en tu camino de salvación.