Por algún motivo me es muy entrañable rezar por las almas del purgatorio y, a través de la Virgen, les ofrezco las indulgencias que consigo. Hace unos días descubrí que existía un a especie de voto (en rigor no lo es) de donación de nuestras obras satisfactorias e indulgencias a estas benditas ánimas. Funciona así:
- Basta hacerlo una vez, aunque no está de más repetirlo periódicamente. Con este ofrecimiento aplicamos el fruto satisfactorio de nuestras obras y las indulgencias que ganemos a las ánimas y no a nosotros mismos (nosotros nos quedamos con el fruto meritorio). En otras palabras, alargamos nuestra estancia en el purgatorio en beneficio de los que ahora están allí. La Virgen administra estos frutos y los aplica a quién más los necesita. Me gusta pensar que lo haga a los que no tienen quién rece por ellos.
- Una ventaja añadida es que los que hemos hecho este ofrecimiento podemos ganar indulgencia plenaria para los fieles difuntos en cualquier día con la comunión, con tal que visitemos alguna iglesia y oremos allí por las intenciones del Papa.
- Este voto no impide que recemos, apliquemos sufragios o solicitemos indulgencias por otras causas o por nuestros familiares. Esencialmente es lo que revierte en nosotros mismos lo que donamos, no lo que hacemos para otros.
- Finamente, podemos revocar este voto cuando queramos.
Para hacer el voto no hace falta ninguna oración particular, pero se puede usar la siguiente:
Omnipotente y sempiterno Señor, yo … aunque indigno de aparecer en vuestra presencia, para mayor gloria de Dios y para demostrar mi sincera esclavitud a la Madre de misericordia María Santísima, que también es Madre de las ánimas del purgatorio, deseando librar a estas ánimas de sus penas y que vayan cuanto antes a glorificaros en el cielo, ofrezco espontáneamente y pongo en manos de nuestra piadosísima Madre y Señora la Virgen María, todas mis obras satisfactorias, propias y particulares, en vida, en muerte y después de mi muerte, para que la Santísima Virgen las aplique a quien ella más quisiere del purgatorio.No es un voto que haya que hacer ligeramente: estás donando mucho de ti a unas almas desconocidas. No en vano se le titula como acto heroico. Pero también es una acto que te ayudará en esta vida y en tu camino de salvación.
Os ruego, Señor misericordioso, que os dignéis aceptar este mi ofrecimiento para gloria vuestra, consuelo de las ánimas y provecho de mi alma.
En cuanto a las deudas por mis pecados, que detesto, yo me ofrezco con toda humildad y resignación a pagarlas, si así lo queréis, en el purgatorio, resignándome en brazos de vuestra misericordia y en la bondad de nuestra dulce Madre la Virgen María.
Padrenuestro y Avemaría por las ánimas del purgatorio.
V.- Requiem aeternam dona eis Dómine.R.- Et lux aeternam luceat eis.V.- Requiescant in pace.R.- Amén.
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