viernes, 30 de junio de 2017

Benedictus

Hace una semana celebramos la solemnidad del nacimiento de S. Juan Bautista. Según el evangelio de S. Lucas, a la semana de haber nacido, siguiendo la tradición, lo presentaron al templo. Al preguntar cuál debía ser su nombre, Isabel, su madre, dijo que Juan, como les había ordenado el ángel. Sus parientes protestaron pues no  había nadie en la familia que se llamara así. Fueron a Zacarías, su padre, para preguntar qué nombre debía tener el niño. Zacarías, que se había quedado mudo por no creer al Arcángel Gabriel cuando le anunció que iba a tener un hijo, pidió una tablilla y escribió «Juan es su nombre» y en ese momento se le soltó la lengua, y lo primero que dijo fue la oración que conocemos como Benedictus. Y como hoy hace una semana de S. Juan, podríamos decir que es el aniversario de esta oración.

El benedictus tiene trozos que me encantan. Por ejemplo el que dice «Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia» o «Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto». En latín es aún más bonito.

El Benedictus se reza todas la mañanas en Laudes de la Liturgia de la Horas. Aquí lo tenéis en Español y en latín.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a tí, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante de Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el Sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.



Benedictus

Benedictus Dóminus Deus Israel,
quia visitavit et fecit redemptionem plebis suae;
et erexit cornus salutis nobis,
in domo David, pueri sui:
sicut locutus est per os sanctorum, 
qui a saeculo sunt, prophetarum eius;
salutem ex inimicis nostris,
et de manu  ómnium qui oderunt nos:
ad faciendam misericordiam cum pátribus nostris,
et memorari testamenti sui sancti;
iusiurandum, quod iuravit ad Abraham, patrem nostrum,
daturum se nobis, ut sine timore,
de manu inimicorum nostrorum liberati,
serviamus illi, in sanctitate et justitia coram ipso,
ómnibus diebus nostris.

Et tu, puer, propheta Altíssimi vocáberis;
praeibis enim ante faciem Dómini parare vias eius,
ad dandam sciétiam salutis plebis eius,
in remissionem pecatorum eorum,
per víscera misericordiae Dei nostri,
in quibus visitavit nos Oriens ex alto:
illuminare his, qui in tñenebris 
et in umbra mortis sedent,
ad dirigendos pedes nostros in viam pacis.

miércoles, 21 de junio de 2017

Novena al Sagrado Corazón de Jesús

Una novena es una oración que se reza durante varios días, típicamente nueve. Proviene probablemente de los nueve días de oración que hicieron los Apóstoles entre la Ascensión y Pentecostés.   Las novenas solicitan la intercesión a Jesús, la Virgen o algún santo para una intención concreta. A veces son peticiones personales, pero también se han organizado novenas nacionales e internacionales para pedir, por ejemplo, por el aborto. Dado que junio es el mes del Sagrado Corazón de Jesús, esta entrada presenta la novena al Sagrado Corazón.

Esta novena tiene 4 partes: una oración inicial; una oración específica del día; la oración al Padre Eterno con la petición; y la oración final. Recomiendo que antes de empezar la novena se lea con atención las nueve oraciones diarias. Todas juntas forman un todo y si sólo se lee una cada día, no se ve.

Novena al Sagrado Corazón

Oración inicial

¡Oh, divino Corazón de mi amado Jesús, en quien toda la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concededme un corazón semejante a vos mismo, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.

Oración especifica del día

Para el día primero – ¡Oh Corazón sagrado y melífluo de Jesús, que, con fervientes deseos y ardiente amor, deseáis corregir la sequedad y tibieza de nuestros corazones! Inflamad y consumid las maldades e imperfecciones del mío, para que se abrase en vuestro amor; dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, oh amado Corazón, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Sta. Margarita María de Alacoque.

Para el día segundo – ¡Oh Corazón amable de Jesús, celestial puerta por donde nos llegamos a Dios y Dios viene a nosotros! Dignaos estar patente a nuestros deseos y amorosos suspiros, para que, entrando por Vos a vuestro Eterno Padre, recibamos sus celestiales bendiciones y copiosas gracias para amaros. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día tercero – ¡Oh Corazón Santo de Jesús, camino para la mansión eterna y fuente de aguas vivas! Concededme que siga vuestras sendas rectas para la perfección y para el cielo y que beba de vos el agua dulce y saludable de la verdadera virtud y devoción, que apaga la sed de todas las cosas temporales. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día cuarto – ¡Oh puro Corazón de Jesús, espejo cristalino en quien resplandece toda las perfección! Concededme que yo pueda contemplaros perfectamente, para que aspire a formar mi corazón a vuestra semejanza en la oración, en la acción y en todos mis pensamientos, palabras y obras. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día quinto – ¡Oh dulce Corazón de Jesús, órgano de la Trinidad veneranda, por quien se perfeccionan todas nuestra obras! Yo os ofrezco las mías, aunque tan imperfectas, para que supliendo vos mi negligencia, puedan aparecer muy perfectas y agradables ante el divino acatamiento. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día sexto – ¡Oh amplio Corazón de Jesús, templo sagrado donde me mandáis habite con toda mi alma, potencias y sentidos! Gracias os doy por la inexplicable quietud, sosiego y gozo que yo he hallado en este templo hermoso de la paz, donde descansaré gustoso eternamente. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día séptimo – ¡Oh clemente Corazón de Jesús, divino propiciatorio, por el cual ofreció el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones, diciendo: «Pídeme por el Corazón de mi amado hijo Jesús; por este Corazón te oiré y alcanzaré cuanto me pides.»! Presento sobre vos a vuestro Eterno Padre todas mis peticiones para conseguir el fruto que deseo. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día octavo – ¡Oh amado Corazón de Jesús, trono ígneo y lúcido, inflamado en el amor de los hombres, a quienes deseáis abrasados mutuamente en vuestro amor! Yo deseo vivir siempre respirando llamas de amor divino en que me abrase, y con que encienda a todo el mundo, para que os corresponda amante y obsequioso. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Para el día noveno – ¡Oh doloroso Corazón de Jesús, que para ablandar nuestra dureza y hacer más patente el amor con que padecisteis tantos dolores y penas para salvarnos, los quisisteis representar en la cruz, corona de espinas y herida de la lanza, con que os manifestasteis paciente y amante al mismo tiempo! Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Tres Padrenuestros y tres Avemarías.

Oración al Padre Eterno

¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divino Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suave Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido que los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.

La petición.


Oración final

¡Oh divino Corazón de Jesús, digno de la adoración de los hombres y de los ángeles! Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas!¡Oh dulce Corazón de Jesús! Yo profundamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os pueda dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.

Antífona (en Español): Mi corazón sufre improperios y miserias. He estado esperando alguno que se contriste conmigo y no hay ninguno; alguno que me consuele y no viene nadie. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón – Y hallaréis paz en vuestras almas.

Oremos: Señor Nuestro Jesucristo que, por un beneficio singular de tu amor, te has dignado revelar a la Iglesia, tu esposa, las inefables riquezas de tu Corazón: concédenos propicio que nuestros corazones merezcan enriquecerse con las gracias celestiales que manan de esa dulce fuente. Señor que vives y reinas, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

Antiphona (en latín): Improperium expectavit Cor meum, et miseriam, et sustinui qui simul contristaretur, et non fuit; et qui consolaretur, et non inveni. Discite a me, quia mitis sum et húmilis corde – Et invenietis requiem animabus vestris.

Oremus: Dómine Iesu, qui ineffabiles Cordis tui divitias Ecclesiae Sponsae tuae singulari dilectionis beneficio aperire dignatus es: concede propitius, ut gratiis caelestibus, ex hoc dulcissimo fonte manantibus, corda nostra ditari ac recreari mereantur. Qui vivis et regnas Deus in saecula saeculorum. Amen.








domingo, 18 de junio de 2017

Cantemos al amor de los amores

Hoy es el Corpus Christi, la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo. La oración por excelencia para este día es el Pange Lingua, de Sto. Tomás de Aquino. Pero hay otra oración,  muy conocida como canción: Cantemos al amor de los amores. En la Liturgia de las Horas aparece como himno de las vísperas. Y he descubierto que es una oración más larga que el trozo que cantamos. La canción es sólo para el trozo inicial. La segunda parte es muy bonita y añade al himno. Desgraciadamente, no se puede cantar esta segunda parte con la melodía que conocemos y no he encontrado en ningún sitio ni una partitura ni el canto con toda la letra.

Dos cosillas más que me encariñan a la canción. El autor de la letra es el  Restituto del Valle, padre agustino que estuvo destinado aquí en Mallorca, en la Iglesia de Socorro. Y se puede considerar el himno de nosotros los adoradores.

Cantemos al amor de los amores
P. Restituto del Valle

Cantemos al Amor de los amores,
cantemos al Señor.
¡Dios está aquí! Venid, adoradores,
adoremos a Cristo Redentor.

¡Gloria a Cristo Jesús! Cielos y Tierra,
bendecid al Señor.
¡Honor y gloria a ti, Rey de la gloria,
amor por siempre a ti, Dios del Amor!

¡Oh Luz de nuestras almas!
¡Oh Rey de las victorias!
¡Oh Vida de la vida
y Amor de todo amor!

¡A ti, Señor, cantamos,
oh Dios de nuestras glorias,
tu nombre bendecimos,
oh Cristo Redentor!

¿Quién como tú, Dios nuestro?
Tú reinas y tú imperas;
aquí te siente el alma,
la fe te adora aquí,

¡Señor de los ejércitos,
bendice tus banderas!
¡Amor de los que triunfan,
condúcelos a ti! Amén