domingo, 5 de febrero de 2017

A Cristo crucificado

No habrá "modernidades" en las oraciones que vaya colgando aquí. La oración que se ha rezado durante siglos es seguro ayuda a acercarte a Dios. Las modernas tienen aún que demostrar su valía. Esto implica que muchas de las oraciones que escribo aquí serán conocidas por los cristianos viejos. Pero siempre habrá alguna que por lo que sea no nos ha llegado.

En mi caso está este soneto A Cristo crucificado. Se publicó por primera vez en 1638, pero no se sabe quién lo escribió. Se ha atribuido entre otros a S. Francisco Javier, a Sta. Teresa de Jesús y a S. Juan de la Cruz. A mime parece más de S. Juan de la Cruz que de los otros, pero no lo tengo claro. Qué más da. Su autor fue inspirado por Dios al escribirlo.

Yo lo encontré en el devocionario de mi abuelo, El caballero cristiano. Desde la primera vez que lo leí me quedé con el alma llena de amor a Dios. Me lo aprendí de memoria y ahora lo recito muy a menudo.


A Cristo Crucificado
Anónimo

No me mueve, mi Dios, para quererte,
El cielo que me tienes prometido.
Ni me mueve el infierno, tan temido,
Para dejar por eso de ofenderte.

Tu me mueves, Señor. Muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido,
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
Muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
Que aunque no hubiera cielo, yo te amara
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera
Pues, aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.

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