martes, 5 de septiembre de 2017

Acto de confianza en el Sagrado Corazón de Jesús

La primera vez que leí esta oración en el devocionario de mi abuelo me fascinó. A veces pienso «¡Pero que caradura es este tío!» pero en otras (la mayoría) me admira la confianza total que tiene y su abandono total en el Sagrado Corazón. Y le envidio, pues me gustaría tener tanta fe y tanta confianza en Dios como él muestra. Quizá rezando esta oración a menudo consiga aumentar mi fe y confianza.

Acto de confianza en el Sagrado Corazón de Jesús
B.P. de la Colombiére S.J.

Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en ti y de que no puede faltar cosa alguna a quien de ti las aguarda todas, que he determinado vivir en adelante sin ningún cuidado, descargándome en ti de toda mi solicitud. 
Despójenme los hombre de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas y los medios de servirte, pierda yo por mí mismo la gracia pecando; que no por eso perderá la esperanza, antes la conservaré hasta el postrer suspiro de mi vida, y vanos serán los esfuerzos de todos los demonios del infierno para arrancármela, porque con vuestro auxilio me levantaré de la culpa. 
Aguarden unos la felicidad de sus riquezas o talentos; descansen otros en la inocencia de su vida, en la aspereza de su penitencia, en la multitud de sus buenas obras o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí, toda mi confianza se funda en la seguridad con que espero ser ayudado de ti, y en el firme propósito que tiendo de cooperar a tu gracia. Confianza como esta jamás a nadie salió fallida. Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque tú, Dios mío, eres de quien lo espero todo. 
Bien conozco de mí que soy frágil y mudable; sé cuánto pueden las tentaciones contra las virtudes más robustas; he visto caer las estrellas del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de eso logra acobardarme. 
Mientras espere de veras, libre estoy de toda desgracia; y de que esperaré siempre estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable. En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás sin dejarme caer en los riesgos más inminentes y me defenderás aún de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos. Espero que me amarás a mí siempre, siempre y yo a mi vez te amaré sin intermisión; y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta donde puede llegarse, te espero a ti mismo, oh Creador mío, para el tiempo y para la eternidad. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario