miércoles, 23 de agosto de 2017

Oración de Job

En cierto modo somos unos desagradecidos: si las cosas van bien nos parece lo “normal” y si van mal nos quejamos. ¿Por qué es “normal” poder comer abundantemente todos los días?¿Por qué es “normal” estar rodeado de familia y amigos?¿Por qué es “normal” gozar de buena salud y tener médicos cerca si tienes algún mal?¿Por qué es “normal” tener Internet?

En la Liturgia de las horas hay una lectura breve que procede del libro de Job, que, para mí, recoge muy bien la actitud que deberíamos tener y no tenemos. A menudo la providencia divina nos da bienes y otras, nos da sufrimientos. Y todo es bueno para nosotros y merece que demos gracias a Dios por ello.

Esta pequeña oración es fácil de saber de memoria y me gusta recitarla cuando las cosas me van bien –para recordarme que eso no es lo “normal”– y también cuando van mal –para recordarme que este mal también es un don de Dios y me lo da para que salga algo bueno de ello–.

Ahí os lo dejo.

Cántico de Job
Job 1, 21; 2, 10b

Desnudo salí del vientre de mi madre,
desnudo volveré a él;
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó:
bendito sea el nombre del Señor.
Si aceptamos de Dios los bienes,
¿no vamos a aceptar los males?

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