Me gusta hacer un rato de oración al levantarme. Esta oración la he sacado, como tantas otras, del devocionario de mi abuelo, El caballero cristiano. Tiene tres partes: una petición de que el día sea santo, consagraciones al Corazón de Jesús y a María Santísima y oraciones más genéricas a San José y al ángel de la guarda.
En el devocionario le añade el Credo y el Ángelus. Cada uno puede adaptarla a sus gustos y devociones.
Oración al levantarte
Señor, oye mi oración y llegue a ti mi clamor.
Señor, Dios omnipotente, que nos has hecho llegar al principio de este día: sálvanos hoy por tu poder, para que en todo el día no caigamos en ningún pecado, sino que todas nuestras palabras, pensamientos y obras vayan dirigidos al cumplimiento de tu ley; por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que como Dios vive y reina contigo en unidad con el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Oh Dios, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme.
Dígnate, Señor, Dios del cielo y de la tierra, dirigir, santificar, conducir y gobernar en este día nuestros corazones y nuestros cuerpos, nuestros sentidos, palabras y acciones según tu ley, por el camino de tus preceptos, para que aquí y en la eternidad, por tu favor, merezcamos ser salvos y libres, oh Salvador del mundo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Consagración al Corazón de Jesús: ¡Oh, Jesús mío! Por medio del Corazón inmaculado de María Santísima os ofrezco mis pensamientos, palabras y obras y las uno a las intenciones de vuestro divino Corazón.
Consagración a María Santísima: ¡Oh, Señora mía!¡Oh, Madre mía! Yo me entrego del todo a vos. Y, en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de piedad!, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Tres Avemarías.
A San José: Oh Dios, que con inefable providencia te has dignado escoger a San José para esposo de tu Santa Madre: te suplicamos que hagas que, así como nosotros le veneramos como protector en la tierra, así el sea nuestro intercesor en los cielos. Señor que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Al ángel de la guarda: Ángel de Dios, ángel de mi guarda, pues la bondad divina me ha encomendado a tu custodia, ilumíname, guárdame, rígeme, gobiérname. Amén.
Oremos: Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que los que por el anuncio del ángel hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz seamos llevados a la gloria de su resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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