martes, 12 de septiembre de 2017

Salve Regina

Hoy celebramos el Dulce Nombre de María (y Nuestra Señora de Lluc, patrona de Mallorca) y es justo y conviene que la oración de hoy sea una oración mariana. La Salve es probablemente la segunda oración mariana más conocida (tras el Ave María, naturalmente). Es muy antigua, del año 1000 o anterior. Se ha atribuído a mucha gente, entre otros a S. Bernardo de Claraval, que ahora se sabe sólo añadió la frase final («Oh clemens, oh pia, oh dulcis Virgo Maria»). A partir de ella se han creado muchas variantes locales, como la Salve rociera o la Salve marinera.

Se escribió originalmente en latín, como es natural de una oración tan antigua y creo que, incluso hoy en día, hay más gente que se la sabe en latín que en español. Al menos si propones cantar la Salve, todos empiezan «Salve regina, mater misericordiae…». Y esta versión gregoriana de la Salve (que incluyo al final) es quizá la canción católica más conocida: la he oído cantar multitudinariamente en España, Francia, Italia, Estados Unidos.

Salve regina

Salve regina, mater misericordiae
vita, dulcedo et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Hevae,
ad te suspiramus, gementes et flentes, in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte.
Et Iesum, benedictum, fructus ventris tui, nobis, post hoc exsilium, ostende.
Oh clemens, oh pia, oh dulcis Virgo Maria.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia;
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos, los exiliados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
y, después de este destierro, muéstranos el fruto bendito de tu vientre, Jesús.
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.


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