Es la única oración y el único "discurso" que conocemos de la Virgen. En el resto de los Evangelios apenas mencionan alguna frase y nunca toma protagonismo. Incluso en la Anunciación dice «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Su palabra», cediendo el protagonismo a Dios.
El nombre de la oración proviene de la primera palabra en latín: «Magnificat ánima mea Dóminum»: «Proclama mi alma la grandeza del Señor». Es un canto de alegría: María exulta por todo lo que el Señor hace por ella.
El Magnificat se reza todas las tardes en las vísperas de la Liturgia de las Horas. Y como pasa tantas veces, me parece mucho más bonito en latín.
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor
Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,
Porque ha mirado la humillación de su esclava
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
Porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí:
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles
De generación en generación
El hace proezas con su brazo
Dispersa a los soberbios de corazón,
Derriba del trono a los poderosos
Y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes
Y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
Acordándose de su misericordia,
Como lo había prometido a nuestros padres,
En favor Abraham y su descendencia por siempre
Magnificat
Magnificat ánima mea Dóminum
Et exultavit spíritus meus in Deo, salutare meo,
quia respexit humilitatem ancillae suae.
Ecce enim et hoc beatam me dicent omnes generationes,
quia fecit mihi magna qui potens est,
Et sanctum nomen eius, et misericordia eius
ad progénie in progénies timéntibus eum.
Fecit potentiam in brachio suo
Dispersit superbos mentis cordis sui,
Depósuit potentes de sede
Et exaltavit húmiles
Esurientes implevit bonis
Et dívites dimisit inanes
Suscepit Israel puerum suum
Recordatus misericordiae suae
Sicut locutus est ad patres nostros
Abraham et sémini eius in saécula.
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