Cuando Sta. Bernardette tuvo la primera aparición de la Virgen, sacó su rosario y se puso a rezarlo y la Virgen la acompañó en el rezo. En muchas apariciones la Virgen ha pedido que se rece el rosario. Dice que es su oración favorita. El Padre Pío (y otros) han llamado al rosario su arma contra el mal (o contra el demonio). Todos los que rezamos el rosario con asiduidad notamos un cambio en nuestro interior.
De niño mis padres nos hicieron rezar el rosario en familia algunas veces. Lo odiaba (y mis hermanas también). Supongo que por eso dejaron de hacerlo. Yo volví a retomar el rezo del rosario en una visita a Lourdes hace unos dos años. Lo rezo todos los días y se han vuelto las tornas: me gusta rezarlo con mi madre siempre que puedo.
Cómo se reza
El rosario puede empezar con una “entrada”. He visto diferentes versiones. Yo empiezo con un acto de contrición o un credo, un padre nuestro, tres avemarías y un gloria. También se puede omitir y empezar con el primer misterio, pero me parece una forma un poco brusca de empezar, sin algo de preparación.
Tras la entrada se rezan cinco misterios y para cada uno se enuncia el misterio, se reza un Padre Nuestro, diez Ave Marías y un Gloria y tras el Gloria se añade la jaculatoria “María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. Depende del día, se rezan los misterios de gozo, de dolor, de gloria o de luz.
Si se reza el rosario en comunidad, tras los misterios viene la letanía, una lista de 65 invocaciones, la mayoría a la Virgen, con sus contestaciones: «Santa María»«Ruega por nosotros»; «Santa Madre de Dios»«Ruega por nosotros», etc.
Si se reza el rosario sólo, rezar la letanía tiene menos sentido (te estarías contestando a ti mismo), y entonces acabas de forma más sencilla, con una Salve o el Sub tuum praesidium, seguido de una breve jaculatoria: «Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo».
En ambos casos se acabo con una oración conclusiva. La más habitual es:
«Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo Nuestro Señor.»Otra, más antigua es:
«Te rogamos Señor que infundas en nuestros corazones tu gracia, para que, así como por el anuncio del Ángel conocimos la encarnación de Jesucristo tu Hijo, así por su pasión y cruz seamos conducidos a la gloria de la resurrección. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.»Y a veces se acaba con 3 Ave Marías, una por las intenciones del Papa, otra para los Obispos y la tercera para los muertos.
Los misterios
Hay 20 misterios, agrupados en 4 grupos de 5:
- Los misterios gozosos, que se rezan los lunes y sábados
- Los misterios dolorosos, que se rezan en martes y viernes
- Los misterios gloriosos que se rezan en miércoles y domingo
- Los misterios luminosos que se rezan en jueves.
Estos últimos misterios los incorporó S. Juan Pablo II en el año 2002, en su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae (Rosario de la Virgen María).
Los cinco misterios gozosos son: 1.- La encarnación; 2.- La visita de la Virgen a Sta. Isabel; 3.- El nacimiento de Jesús; 4.- La presentación de Jesús en el templo; 5.- El Niño Jesús es perdido y hallado en el templo.
Los cinco misterios dolorosos son: 1.- La oración en el huerto de los Olivos; 2.- Jesús es apresado y azotado; 3.- La coronación de espinas; 4.- Jesús es cargado con la cruz; 5.- Jesús es clavado en la cruz.
Los cinco misterios gloriosos son: 1.- La Resurrección del Señor; 2.- La Ascensión del Señor; 3.- La venida del Espíritu Santo en Pentecostés; 4.- La Asunción de Nuestra Señora; 5.- La Virgen es coronada como Reina de los Cielos.
Los cinco misterios luminosos son: 1.- El bautismo del Señor; 2.- La autorevelación del Señor en las bodas de Caná; 3.- La predicación del Evangelio invitando a la conversión; 4.- La transfiguración; 5.- La institución de la Eucaristía en la Última Cena.
Cada rosario tiene así un enfoque propio. No es lo mismo rezarlo el lunes que el viernes que el domingo.
Distracciones
Uno de los problemas del rosario son las distracciones. Los labios van por un lado y la mente va por otro. Si alguien sabe como se vence a las distracciones, que me lo cuente, por favor. Yo me imagino a Abram espantando a los buitres que se cernían sobre su ofrendas (Génesis 15:10-11) y me veo como él, espantando a las distracciones que se ciernen sobre mi ofrenda. Se lucha, aunque no siempre se vence. Algunos consejos (que no siempre funcionan)
- Fíjate en las palabras, no recites de corrido. Entona.
- Ofrece cada misterio o cada Ave María por una intención. Así al menos te centras periódicamente
- Piensa en alguna imagen del misterio antes de empezar cada misterio o Ave María
- Si tienes una imagen de la Virgen, centra en ella tu mirada en ella y reza como si le hablaras
Y si tus pensamientos fluyen hacia temas religiosos o morales, déjalos ir. Pienso que el rosario los guía hacia Dios. Lo malo es que empiezas pensando en cómo liberarte de una tentación y acabas pensando en qué vas a comer para cenar.
Si no tenéis un rosario, compráoslo. Son baratos. Y rezadlo cada día. Las mejorías en vuestra vida las notaréis pronto.
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