lunes, 29 de octubre de 2018

Novena por las ánimas del purgatorio

Se acerca los días de Todos los Santos (1 de noviembre) y de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). Es un momento que la Iglesia nos da para que recordemos a los muertos que nos precedieron. Y de aquí viene la preciosa costumbre de visitar los cementerios y rezar por los seres queridos que nos dejaron. En la octava de Todos los Santos (hasta el 8 de noviembre) se puede conseguir  –sólo para las ánimas del purgatorio– una indulgencia plenaria cada día, yendo a misa y comulgando (bajo las condiciones habituales: también hay que confesarse en los 15 días anteriores o posteriores y rezar por las intenciones del Papa).

Otra cosa que podemos hacer por las benditas almas del purgatorio es rezar una novena por ellas. Se puede empezar, por ejemplo,  el día de Todos los Santos, profundizando así mas en la octava. Os dejo la novena:

Novena de las ánimas del purgatorio

Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición (Señor mío Jesucristo, etc.)

Primer día: Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al cielo. Te lo pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Segundo día: Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que en ti nos unimos como miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te suplicamos nos unas más y más contigo y que nuestras oraciones y sufragios de buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del purgatorio para que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Tercer día: Señor mío Jesucristo, que a los que pecan castigas con justicia en esta vida o en la otra: concédenos la gracia de nunca pecar y ten misericordia de los que, habiendo pecado, no pudieron, por falta de tiempo, o no quisieron, por falta de voluntad y por amor del regalo, satisfacer en esta vida y están padeciendo ahora sus penas en el purgatorio; y a ellos y a todos llévalos pronto a su descanso.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Cuarto día: Señor mío Jesucristo, que exiges la penitencia aun de los pecados veniales en este mundo o en el otro: danos temor santo de los pecados veniales y ten misericordia de los que, por haberlos cometido, están ahora purificándose en el purgatorio y líbralos a ellos y a todos los pecadores de sus penas, llevándolos a la gloria eterna.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Quinto día: Señor mío Jesucristo, que a los regalados en esta vida, que no pagaron por su culpa o no tuvieron bastante caridad con el pobre, castigas en la otra con la penitencia que aquí no hicieron: concédenos las virtudes de la mortificación y de la caridad y acepta misericordioso nuestra caridad y sufragios, para que por ellos lleguen pronto a su descanso eterno.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Sexto día: Señor mío Jesucristo, que quisiste que honrásemos a nuestros padres y parientes y distinguiésemos a nuestros amigos: te rogamos por todas las ánimas del purgatorio, pero especialmente por los padres, parientes y amigos de cuantos hacemos esta novena, para que logren el descanso eterno.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Séptimo día: Señor mío Jesucristo, que a los que no se preparan a tiempo para la muerte, recibiendo bien los últimos sacramentos y purificándose de los residuos de la mala vida pasada, los purificas en el purgatorio con terribles tormentos: suplicámoste, Señor, por los que murieron sin prepararse y por todos los demás, rogándote les concedas a todos ellos la gloria y a nosotros recibir bien los últimos sacramentos.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Octavo día: Señor mío Jesucristo, que a los que vivieron en este mundo demasiado aficionados a los bienes terrenos y olvidados de la gloria, los retienes apartados del premio, para que se purifiquen de su negligencia en desearlo: calma, Señor misericordioso, sus ansias y colma sus deseos, para que gocen pronto de tu presencia, y a nosotros concédenos amar de tal manera los bienes celestiales, que no deseemos desordenadamente los terrenos.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.

Noveno día: Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es inmensa: mira propicio a tus hijos que gimen en el purgatorio anhelando la hora de ver tu faz, de recibir tu abrazo, de descansar a tu lado y, mirándolos, compadécete de sus penas y perdona lo que les falta de pagar por sus culpas. Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y Santas, los de tu Madre y tus méritos; haz que pronto salgan de su cárcel y reciban de tus manos su libertad y la gloria eterna.

Oración: Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio.

Responso: No te acuerdes, Señor, de mis pecados, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna, – cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison
Padrenuestro
De la puerta del infierno, – saca, Señor, sus almas.
Descansen en paz. – Amén.
Señor, oye mi oración. – Y llegue a ti mi clamor.

Oremos: Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dales, Señor, el descanso eterno. – Y brille sobre ellos la luz perpetua.
Descansen en paz. – Amén.


domingo, 14 de octubre de 2018

Las tres Avemarías

Esta oración, que como tantas otras proviene del devocionario de mi abuelo,  la compuso santa Matilde. Había pedido a la Virgen que la asistiera a la hora de su muerte. La Virgen contestó que sí, que la asistiría, con tal que le rezase diariamente las tres Avemarías en el sentido y con la intención de las tres oraciones que se muestran a continuación. Parece ser que las palabras fueron dictadas directamente por la Virgen a la santa.

Estas tres Avemarías pueden también ser rezadas como una novena, precediéndolas con una oración adecuada, como la que también muestro.

Las tres Avemarías

(Si quiere rezarse como novena se empieza con la siguiente oración:)
Oh Madre de Dios y Madre de todas las gracias: por las muchísimas que te concedió la Santísima Trinidad, y particularmente por tu poder, sabiduría y ardientísima caridad, te suplico nos concedas a nosotros participar de estas gracias, como participan los hijos de los bienes de sus padres, y especialmente nos concedas la gracia que te pedimos en esta novena, honrando en ti al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
(Se enuncia la petición)

1. Oh Virgen poderosísima: así como Dios Padre, en su munificencia omnipotente, levantó tu alma sobre un trono de gloria sin igual, hasta el punto de que, después de Él, eres la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también te suplico que me asistas en la hora de la muerte, para fortificarme y rechazar de mí toda potestad enemiga.
Avemaría

2.- Oh Virgen sapientísima: así como el Hijo de Dios, conforme a los tesoros de su sabiduría, te adornó y llenó maravillosamente de ciencia y entendimiento, de tal modo que gozas del conocimiento de la Santísima Trinidad más que todos los santos juntos, y como sol brillante, con la claridad de que te ha embellecido, adornas todo el cielo, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, para llenar mi alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas de la ignorancia y el error.
Avemaría

3.- Oh Virgen amantísima: así como el Espíritu Santo te llenó por completo de las dulzuras de su amor y te hizo tan amable y tan amante que, después de Dios, eres la más dulce y la más misericordiosa, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, llenando mi alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para mí en delicias.
Avemaría.