viernes, 20 de abril de 2018

Dueño de mi vida

La canción de hoy es otra canción simple, fácil de aprender y cantar y que te acompaña a todas partes, pues puedes canturrearla en cualquier momento. La letra no es muy allá, pero tampoco importa: es claramente de amor al Señor, especialmente a su Sagrado Corazón.

Dueño de mi vida
José María N. Otaño, S.J.

Dueño de mi vida,
vida de mi amor,
ábreme la herida
de tu corazón

Corazón divino,
dulce cuál la miel,
Tú eres el camino
para el alma fiel

Dueño de mi vida…

Tú abrazas el hielo,
Tú endulzas la hiel,
Tú eres el remedio
para el alma fiel.

Dueño de mi vida…

Corazón divino,
qué dulzura dan
de tu Sangre el vino,
de tu Carne el pan.

Dueño de mi vida…

Tú eres la esperanza
del que va a vivir,
Tú eres el consuelo
del que va a morir

Dueño de mi vida…



miércoles, 11 de abril de 2018

Te Deum

El Te Deum es un himno de acción de gracias muy antiguo. Según una leyenda lo compusieron S. Ambrosio y S. Agustín, pero lo más probable es que lo compusiera el religioso griego Aniceto de Remesiana a mitad del S. IV.

Es un himno muy usado. Es parte del Oficio de Lecturas de la Liturgia de las Horas y se canta en acción de gracias en canonizaciones, ordenaciones sacerdotales y en la elección del Papa. Lo encuentro muy adecuado para este tiempo pascual.

Muchos compositores le han puesto música: Lully, Haendel, Haydn, Mozart, Dvorak, Bruckner… El que hemos oído casi todos aquí en Europa son los primeros compases del Te Deum de Charpentier: es la entradilla de Eurovisión.

Os lo dejo en latín y la traducción en Español. Siempre que estéis agradecidos al Señor, rezadlo.

Te Deum

Te Deum laudamus, te Dominum confitemur,
Te æternum Patrem omnis terra veneratur.

Tibi omnes Angeli, tibi cæli et universæ potestatis;
Tibi Cherubim et Seraphim, incessabili voce proclamant:

Sanctus, sanctus, sanctus, Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt cæli et terra maiestatis tuae.

Te gloriosus Apostolorum chorus,
Te Prophetarum laudabilis numerus,
Te Martyrum candidatus laudat exercitus.

Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia:
Patrem inmensæ maiestatis;
Venerandum tuum verum et unicum Filium;
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.

Tu Rex gloriæ Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius.
Tu ad liberandum suscepturus hominem non horruisiti Virginis uterum.

Tu devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna cælorum.
Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris.

Iudex crederis esse venturus.

Te ergo, quæsumus, tuis famulis subveni, quos pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari.

Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuæ.
Et rege eos, et extolle illos usque in æternum.

Per singulos dies benedicimus te.
Et laudamus nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.

Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.
Miserere nostri, Domine, miserere nostri.

Fiat misericordia tua, Domine, super nos quemadmodum speravimus in te.
In te, Domine, speravi: non confundar in æternum.

A ti, oh Dios

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, Eterno Padre, te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran;
Los Querubines y Serafines te cantan sin cesar:

Santo, santo, santo, es el Señor Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
La multitud venerable de los Profetas,
El blanco ejército de los Mártires.

A ti, la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad;
Hijo único y verdadero, digno de adoración;
Espíritu Santo, Paráclito.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana, sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.

Creemos que un día has de venir como juez.

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.
Sé su pastor y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos;
Y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día, guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosostros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié: no me veré defraudado para siempre.